Génova. - La muerte a tiros de un manifestante contra la globalización a manos de la policía italiana opacó ayer la inauguración de la cumbre de líderes del Grupo de los Ocho. Una nube de humo negro y gases lacrimógenos cubrió el puerto italiano de Génova, mientras decenas de miles de manifestantes daban rienda suelta a su ira contra los líderes de los países ricos, que se reunieron para evaluar el estado de la economía mundial.
La muerte de un manifestante en el momento más álgido de las protestas enlutó la cumbre de tres días cuando apenas acababa de empezar.
El incidente dejó en un segundo plano asuntos como una promesa de los líderes del G-8 de donar más de 1.000 millones de dólares para combatir el sida y un comunicado según el cual el panorama económico a largo plazo de Estados Unidos y Europa luce bien, a pesar de la desaceleración actual. Los dirigentes que asistieron a la cumbre emitieron un comunicado conjunto en el que expresaron su pesar por la muerte del manifestante y condenaron las acciones de violencia. Por otra parte, hicieron llamamientos urgentes a los manifestantes pacíficos para que aíslen con ejemplo a los violentos.
Más de cien heridos
La policía dijo que en las batallas callejeras contra los manifestantes resultaron heridas al menos 100 personas, entre fuerzas de seguridad, manifestantes. También cuatro periodistas resultaron con lesiones leves. Unas 70 personas fueron arrestadas, cuando las fuerzas de seguridad mantenían a las olas de manifestantes alejadas de la cercada "zona roja" del centro de la ciudad, donde se lleva a cabo la cumbre.
La muerte a tiros del manifestante, de 20 años, oriundo de Roma y residente en Génova, que se cree es la primera en una serie de disturbios ocurridos en los últimos dos años en reuniones internacionales de este tipo, ocurrió cuando un grupo atacó con piedras un vehículo de carabineros. Uno de los manifestantes recibió dos disparos en la cabeza después que lanzó un extintor de fuego contra el vehículo policial, dijo un fotógrafo de Reuters. El manifestante cayó al piso y luego un vehículo de los carabineros le pasó por encima, dijo el fotógrafo. La policía confirmó luego que había muerto.
Una médica que había seguido a los miles de manifestantes que protestaron por Génova durante todo el día dijo que el hombre fue baleado dos veces en la cabeza en la Plaza Alimonda, a unos dos kilómetros del Palacio Renaissance Ducal, donde estaban reunidos los líderes del Grupo de los Ocho (G-8).
Un supermercado y estaciones de gas fueron saqueadas, mientras que varios bancos también eran blanco de ataques. Además bombas incendiarias fueron empleadas para que ardieran vehículos en medio de escenas caóticas, con personas huyendo de las nubes de gas lacrimógeno y los carros lanzaaguas. Barricadas de basura ardiendo fueron utilizadas para bloquear las calles y los manifestantes lanzaron cócteles molotov y piedras contra los uniformados. La violencia involucró a algunos de los estimados 120.000 manifestantes que convergieron en Génova, frente a unos 20.000 policías y paramilitares para proteger el encuentro.
La muerte del manifestante causó consternación entre los líderes mundiales y los dejó buscando una manera de poner fin a la violencia que ahora los persigue por todas partes. "Lamento lo que pasó. Es contrario a los esfuerzos, el trabajo que el G-8 ha llevado adelante para combatir la pobreza y las epidemias en el mundo", dijo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. El primer ministro británico, Tony Blair, lamentó el que los líderes del mundo quedaran atrapados por las protestas. "Preferiríamos estar ahí afuera, en circunstancias normales, para poder reunirnos con la gente", dijo Blair a los periodistas. "Pero no podemos porque algunos de estos manifestantes son tan violentos".
Berlusconi ofició de anfitrión
Algunos manifestantes se acercaron a unos 300 metros del Palacio Renaissance Ducal, donde Berlusconi dio la bienvenida a los líderes con un suntuoso almuerzo antes del inicio oficial de la cumbre a las 15 hora local (13 GMT).
Seguros tras los muros de contención, los líderes de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá e Italia, que integran el G-7, alcanzaron un optimista consenso sobre el estado de la economía mundial, pero su optimismo no pareció impresionar a los activistas se congregaron afuera. Más tarde se les sumaría el presidente ruso, Vladimir Putin, para la cumbre del G-8. "Aunque la economía global se desaceleró más de lo previsto el último año, políticas económicas y fundamentos firmes suministran una base sólida para un crecimiento más fuerte", dijeron en un comunicado conjunto.
Sin embargo, su optimismo no impresionó a los decenas de miles de manifestantes que gritaron consignas, lanzaron bombas incendiarias, rompieron vidrieras e incendiaron autos y bidones de basura.