Año CXXXIV
 Nº 49.171
Rosario,
domingo  08 de
julio de 2001
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Por los demás. Los bomberos voluntarios en Rosario nuclean a 160 hombres
Guillermo Caravallo: "Salvar vidas es conmovedor y traumático"
Está en el servicio hace 23 años y dice que "hay que estar loco para entrar en el fuego"

"Es tan traumático salvar la vida de alguien como matar a alguien, porque uno piensa que si no estaba esa persona se moría. Por eso, cada vez que uno salva una vida, cuesta reponerse. Pero son las cosas que nos suceden todos los días". De esta manera, Guillermo Caravallo define la situación por la que cotidianamente pasan los bomberos voluntarios y asegura que "hay que estar medio loco para meterse en un edificio en llamas".
Los bomberos voluntarios forman parte de una de las entidades solidarias más viejas del país, donde trabajan unos 50 mil hombres. Actualmente Rosario tiene 160, divididos entre el Cuartel Central y el Destacamento Sur.
Lo cierto es que son 160 jóvenes, de entre 18 y 30 años, los que conforman el cuerpo de bomberos de la ciudad. "A veces se acepta a algún chico más joven, pero por lo general se respeta ese límite porque hay que estar en buen estado", cuenta Guillermo, uno de los voluntarios.
La entidad fue creada en Rosario en noviembre de 1880, pero dejó de funcionar nueve años después. Casi cien años después, los bomberos voluntarios tuvieron un segundo nacimiento en noviembre de 1978.
Guillermo forma parte del cuerpo de bomberos voluntarios desde su segunda fundación y asegura que fueron muchos los motivos que lo llevaron al cuartel. "Existe un poco de idealismo y de locura que uno intenta canalizar, porque hay que estar un poco loco para meterse en un edificio en llamas. Uno no disfruta de eso, sino que tiene que ver con la audacia y la aventura, algo que está en la personalidad de cada uno", cuenta.
Hace 23 años que presta servicio, pero guarda celosamente su edad y dice que el contexto de los años 70 ayudó para que se decidiera a ser bombero. "En el 78 sentía mucha impotencia por las cosas que estaban pasando, se festejaban los goles del Mundial y, por el otro lado, el estado de derecho no existía y había atropellos por todos lados. Tenía la necesidad de canalizar toda esa bronca porque era una sociedad llena de contradicciones, entonces entré. Era muy joven", recuerda.
Guillermo admite que se conmueve con cada uno de los incendios donde logra salvar gente, pero curiosamente afirma que también es traumático. "El que salva la vida de alguien sufre la misma conmoción del que mata, es traumático y cuesta mucho reponerse. Uno se pone a pensar que si no hubiera estado, esa personas habría muerto, y no es algo fácil de superar", asegura.
Cuenta que esas "son las cosas que pasan todos los días" e insiste en que "los bomberos no son héroes, porque aun haciendo el bien quedan afectados por esas situaciones".

Los huecos del Estado
"Los bomberos, al igual que todas las entidades con voluntarios, cubrimos las falencias del Estado. Así, nosotros nos ocupamos del tema de la seguridad y de las falencias que el gobierno deja en ese aspecto", asegura Guillermo, quien dice además que "desde hace tiempo son los ciudadanos los que tapan los huecos que ellos dejan".
Para este bombero, el hecho de trabajar voluntariamente para una entidad que existe a nivel mundial "es muy importante" y asegura que en todos lados la actividad de los bomberos tiene que ver "con el idealismo que hay en cada uno".


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