Año CXXXIV
 Nº 49.171
Rosario,
domingo  08 de
julio de 2001
Min 13º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Por los demás. Las ONG crecen ante la crisis del Estado benefactor
Más de tres mil rosarinos trabajan como voluntarios en un centenar de entidades
Hoy se entiende la actividad como un modo de ejercer la ciudadanía, más que como una forma de beneficencia

Eugenia Langone Marcelo Castaños

Ocupan horas de su vida en trabajos no remunerados en beneficio de los demás. Atienden comedores, cuidan ancianos, se ocupan de chicos y de enfermos, y ayudan económicamente al prójimo. Más de tres mil voluntarios nucleadas en más de un centenar de instituciones conforman el tejido solidario de Rosario. Los especialistas aseguran que el sector se fortalece cada vez más ante la crisis del Estado de bienestar y muchas veces "llena los baches" que dejan las autoridades.
Los últimos relevamientos nacionales indican que en el país hay más de dos millones de voluntarios, aunque todos los que trabajan en el tema aclaran que las "cifras son estimativas" porque, al no ser una actividad regulada, los registros no son oficiales. Por eso, en el Congreso de la Nación hay un proyecto de ley que intenta normar la actividad, pero esta iniciativa genera opiniones encontradas. El crecimiento y fortalecimiento de este sector es importante en todo el mundo, por eso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al 2001 el Año Internacional del Voluntariado.
La Red Solidaria, que funciona desde 1998 y que nuclea a más de noventa agrupaciones de la ciudad, estima que son más de tres mil las personas que colaboran en las entidades que funcionan con voluntarios. No obstante, la titular de la red, Alicia Wirsch, aclara que "no hay registros exactos, porque además el voluntariado es una actividad que tiene mucho movimiento: mucha gente deja de hacer y al mismo tiempo otros tantos comienzan".
La intención de reglamentar la tarea de los voluntarios a través de una ley no sólo cosechó opiniones positivas. La presidenta de la red se manifiesta en contra del proyecto por considerarla "una forma para que el Estado se entrometa en el trabajo que los voluntarios realizan". Pero Oscar García, consultor de la Unesco en el tema, dice que "a nivel jurídico la figura legal del voluntario no existe y es necesario que se cree, sobre todo para resguardo de la actividad de los voluntarios y de las organizaciones".
En tanto, el coordinador del Programa de Fortalecimiento de las Organizaciones que funciona a través del Centro de la Juventud, Jorge Gallino, asegura que "son cerca de dos mil los jóvenes que están participando voluntariamente en diferentes agrupaciones y actividades". Pero también aclara que "las cifras estimativas porque siempre cambian".

Un cambio de paradigma
En un principio el voluntariado estuvo ligado sólo a lo religioso y a la beneficencia, y las parroquias son espacios que siempre convocaron a gran cantidad de gente dispuesta a "ayudar al prójimo". Pero en la actualidad, y desde hace varios años, no sólo pasa por los espacios religiosos. Al respecto, el consultor de la Unesco opina que hubo un verdadero "cambio de paradigma".
"Antes se entendía al voluntariado como una actividad paternalista y de beneficencia. Se planteaba que el que podía, tenía y sabía, daba al que no podía, no sabía y no tenía. Así, de arriba hacia abajo, era asimétrico y sin posibilidad de nivelación", recuerda García, antes de señalar que "el cambio se dio en los últimos 10 años, cuando el voluntariado pasó a entenderse como una manera de ejercitar la ciudadanía e hizo que el voluntario no se sintiera en posición superior".
Si bien García admite que "en la actualidad todavía hay gente que se acerca al trabajo voluntario por motivos religiosos y de culpa", considera que "ya no se ve como un sacerdocio silencioso, sino que se asume como una actividad con la que se puede hacer ruido, reclamar y concientizar".
Una de las primeras entidades religiosas y de las más importante que sobrevive todavía es Cáritas. En la actualidad, sus voluntarios trabajan en 150 parroquias de la ciudad y atienden 54 comedores para chicos carenciados. Pero Rosario también vio crecer y fortalecerse un voluntariado surgido del Equipo Arquidiocesano de Minoridad, que conduce el padre Tomás Santidrián. Sus ocho Hogares de Protección al Menor (Hoprome) albergan hoy a más de 80 chicos, atendidos por voluntarios. Luego lanzaría el Hogar Josefina Bakita, más conocido como el Crotario.
Otro ámbito que ha sabido convocar gran cantidad de colaboradores ad honórem son los hospitales. Hoy, la Asociación de Voluntarias Hospitalarias de Rosario tienen nada menos que 170 mujeres trabajando. Y la Cruz Roja alberga a más de cien socorristas que participan en las grandes concentraciones de gente. Están entrenados físicamente para poder realizar tareas de rescate, y ante una tragedia se presentan a trabajar.
Pero si la vida hospitalaria ya convocaba gente, más lo hizo con la aparición del sida en la década del 80. Las instituciones no sólo formaron militantes para generar conciencia sobre la profilaxis y para luchar contra la discriminación: también supieron convocar a profesionales para la detección gratuita de la enfermedad y la asistencia de quienes no tienen recursos.
En la actualidad son más de diez las organizaciones de lucha contra el sida que funcionan en la ciudad. Si bien cualquiera puede formar parte de un voluntariado, en muchas actividades _como en el caso del HIV y del Centro de Ayuda al Suicida_ antes de comenzar los colaboradores participan de cursos de formación para poder abordar las diferentes problemáticas con que tendrán que enfrentarse.
Otra forma de voluntariado son los profesionales que prestan sus servicios gratuitamente. Tal es el caso de las abogadas del Instituto de Estudios Jurídicos y Sociales de la Mujer (Indeso), que asesoran a mujeres frente a problemas de violencia familiar, y el de los médicos que trabajan en el tema del sida.

Participación juvenil
En el Centro de la Juventud funciona el Programa de Fortalecimiento de las Organizaciones, que apoya la participación de todas las entidades juveniles. "Cada vez más chicos se suman como voluntarios, es un sector que crece porque los jóvenes tienen una gran necesidad de participar", asegura el director del programa, Jorge Gallino. Las agrupaciones abarcan desde las áreas de ayuda comunitaria y de defensa del medio ambiente, hasta actividades culturales y educativas.
La juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) también tiene sus voluntarios: son más de 60 chicos que trabajan en los barrios necesitados de Rosario. Uno de los grupos es "En la Mira", que está formado por 20 jóvenes que colaboran en su propio barrio: Las Delicias.
Gabriel hace más de un año que participa de la iniciativa y asegura que "es una forma de hacer algo por uno mismo y por las familias del barrio". Pero aclara que "la idea es concientizar a la gente: no quiero estar dentro de 40 años dándoles la copa de leche a los chicos y haciendo apoyo escolar, quiero que dentro de 40 años no lo necesiten".
En los Programas Crecer, que fueron creados en 1997 por la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad, hoy trabajan voluntariamente 500 mujeres que atienden a unas diez mil familias.
Mónica tiene 35 años, hace más de diez que trabaja como voluntaria y ahora colabora en el comedor del Centro Crecer de Nuevo Alberdi. Dice que lo que más le gusta es estar con los chicos y asegura que "aunque es un responsabilidad muy grande, se tienen muchas satisfacciones. Ahora, todos son como mis hijos".



Cocinar para chicos pobres, una forma habitual de ayudar.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Entre la angustia y la gratificación
Juntos
Guillermo Caravallo: "Salvar vidas es conmovedor y traumático"
Juan Borrel: "Alfabetizar es generar una transformación social"
Diario La Capital todos los derechos reservados