Elbio Evageliste
Muy pocos eran los que apostaban a favor de Australia, especialmente porque enfrente tenía nada más ni nada menos que a Japón, subcampeón en el Mundial de Nigeria en 1999. Pero poco importó. A base de concentración, un gran despliegue físico y, sobre todo, buen trato de pelota sumó sus primeros tres puntos en el torneo con un inobjetable 2 a 0. El vértigo que el equipo nipón le quiso imprimir al juego pudo haber sido unas de las claves del encuentro, pero quedó claro que no le alcanzó. La vistosidad de varios de sus jugadores, en especial de Iio y Maeda sólo aportó para que el escaso público contrarrestara el frío con algunos aplausos, ya que en más de una oportunidad chocaron contra la aguerrida defensa australiana, que más allá de evidenciar ciertas torpezas no sufrió grandes sobresaltos. Australia era la otra cara de la moneda. Un equipo que trataba de salir jugando sin rifar la pelota, apelando a la ductilidad de Owens y Mc Donald y a la potencia de sus delanteros. Un trabajo que sólo cumplió en parte, ya que tampoco logró inquietar a Fujigaya. Por eso los primeros cuarenta y cinco minutos se esfumaron sin grandes condimentos. Pero más tarde todo fue diferente. Australia corrigió sus desacoples en defensa y de la mano de Mc Donald y Owens encontró el camino a la victoria. A los 14' del complemento, Srhoj metió la pelota en el corazón del área y Haneda, queriendo despejar el peligro, terminó metiendo el balón por encima de Fujigaya, marcando el 1 a 0 para los australianos. Los nipones quisieron revertir la historia, pero equivocaron el camino. Buscaron siempre por arriba, lo que facilitó el trabajo de los lungos defensores australianos. La diferencia no era del todo clara, hasta que llegó la mejor jugada del partido. Una perfecta triangulación en tres cuarto de cancha, con posterior remate al arco y la entrada de Owens para tocar suavemente al palo izquierdo del arco japonés. Después de eso no hubo más nada que objetar. Australia justificó el triunfo y dejó en el camino a uno de los candidatos a ganar el grupo. Un negocio redondo.
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