Analistas y empresarios recibieron ayer con cautela el paquete de medidas económicas anunciado por el gobierno, la flamante apuesta para sacar al país del estancamiento. Paralelamente, desde la Casa Rosada, el oficialismo se esforzó por demostrar que las modificaciones impositivas juegan en favor de la gente y posibilitarán una reactivación del consumo. Sin embargo, la repercusión fue dispar en la dirigencia política (solamente el PJ les dio la bienvenida) y gremial.
Si bien analistas como Adolfo Sturzenegger, Marcelo Lascano, Eduardo Curia y Jorge Remes Lenicov evaluaron que la batería de medidas alivia la carga tributaria de algunos sectores, consideraron que no será suficiente como para iniciar el tan ansiado despegue.
A su vez, empresarios de la construcción, el transporte y los combustibles, algunos de los afectados por los anuncios, no se mostraron demasiado optimistas porque la recuperación de la economía llegue gracias a este paquete.
En tanto, el secretario de Política Económica, Federico Sturzenegger, dijo estar "muy contento" con las medidas, entre las que se incluye una reducción del impuesto a las ganancias para trabajadores que perciben entre 1.500 y 4.000 pesos, y sostuvo que con esta decisión "se le devuelve un derecho a la gente". Asimismo, precisó que los beneficiados recuperarán un poder adquisitivo de "entre 50 y 350 pesos mensuales, montos muy significativos".
Crece desde el pie
"En el segmento más bajo se produce la recuperación más importante", resaltó el funcionario, quien aseguró que ese beneficio representa "la cuota del auto o del televisor".
Por su parte, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, sostuvo que el nuevo paquete significa "un claro beneficio para las economías regionales y para el agro". Y agregó que "aumenta el ingreso disponible, lo que debiera generar una mayor demanda en el consumo".
Paralelamente, el presidente Fernando de la Rúa y el ministro de Economía, Domingo Cavallo, se entrevistaron ayer en Colonia con el jefe de Estado uruguayo, Jorge Batlle, a quien le explicaron el alcance de las nuevas medidas y las implicancias para el Mercosur (ver aparte y página 13).
El gobierno anunció el viernes una flamante batería de iniciativas económicas, que aumenta del 8 al 16 por ciento de los aportes patronales, con la posibilidad de tomar ese incremento a cuenta del pago de IVA, y reduce los impuestos a los créditos hipotecarios.
También establece que el impuesto a las transferencias financieras podrá tomarse íntegramente a cuenta de IVA y ganancias. Además, baja la carga impositiva de la nafta y eleva la del gasoil y crea un dólar diferenciado para importaciones y exportaciones.
Asimismo, se elimina la exención al pago de IVA a las compañías de transportes, que pasarán a tributar una alícuota del 10,5 por ciento. A las empresas se le otorga la posibilidad de pagar hasta 150 pesos mensuales de vales de comida o transporte a sus empleados, libres de impuestos y aportes.
Al respecto, Federico Sturzenegger destacó que se tiende a alcanzar "un sistema tributario más equitativo", y enfatizó: "Cuánta gente que pagaba y estaba en el sistema se sentía como tonta, porque estaba registrada y la podían perseguir".
"Estamos muy contentos de haber diseñado un conjunto de medidas que nos permitan poder devolverle el derecho a la gente", afirmó el secretario.
Sturzenegger explicó que "puede haber empresas que por ciertas características pueden otorgar aumentos de sueldos, pero que no están dispuestas a hacerlo porque no tienen un mecanismo que les dé la suficiente flexibilidad para eventualmente volverlo atrás".
En consecuencia, el funcionario estimó que la decisión oficial constituye "una herramienta para mejorarle el sueldo a los trabajadores".
Colombo, a su turno, reconoció que el dólar diferenciado "está originado en la devaluación brasileña" y afirmó que "lo único que se hace es anticipar el tiempo de la convertibilidad ampliada".