Año CXXXIV
 Nº 49.142
Rosario,
sábado  09 de
junio de 2001
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Un enfermo mental irrumpió en las aulas cuando daban clase y comenzó a tirar puñaladas a mansalva
Mataron a 8 chicos en una escuela japonesa
En el incidente, otras veinte personas resultaron heridas, varias de ellas de gravedad

Ocho niños japoneses fueron asesinados y otras veinte personas (entre alumnos y maestros) resultaron heridas en la peor tragedia escolar de Japón, cuando un enfermo mental irrumpió en un colegio primario y comenzó a dar puñaladas a mansalva. Dos de los niños murieron en el acto y los otros seis fallecieron en los hospitales adonde fueron enviados. El agresor de 37 años, que estaba drogado, fue detenido y declaró que quería ser condenado a muerte.
Los heridos fueron, en su mayoría, alumnos de siete y ocho años de la escuela primaria de Ikeda, un suburbio de la ciudad occidental de Osaka. Según se indicó, siete de los que murieron eran niñas y el octavo era un niño de seis años.
Tres maestros también resultaron heridos, entre ellos un hombre de 28 años que al cierre de esta edición se encontraba en estado de suma gravedad y tuvo que ser sometido a una operación quirúrgica tras el ataque, sin precedente en un país tradicionalmente seguro como Japón.
Las autoridades indicaron que otros cinco niños se encuentran también internados muy delicados y con pronóstico reservado.

A punta de cuchillo
La tragedia comenzó cuando el hombre, empuñando un cuchillo de 15 centímetros, entró en un salón de clases y comenzó a apuñalar indiscriminadamente a los niños, en un ataque que según se indicó, duró poco más de 10 minutos. "Llegó blandiendo un cuchillo y empezó a apuñalar", relató una alumna de primer grado.
El motivo del incidente ano fue claro, pero la cadena de televisión nacional NHK reportó que el sospechoso dijo a la policía que había ingerido 10 veces la dosis normal de tranquilizantes y hablaba balbuceando.
No obstante, NHK informó que el atacante, identificado por la policía como Mamoru Takuma, declaró a los agentes que había tratado de suicidarse en repetidas ocasiones y al no conseguirlo optó por atacar a los escolares para ser condenado a muerte por su crimen (ver aparte).
"Estoy hastiado de todo", expresó, y dijo que lamentaba no haberse podido suicidar antes. "Quiero que me ejecuten", habría dicho según los agentes que presenciaron el testimonio.
La tranquilidad de la mañana de verano en los alrededores de la escuela, ubicada en un área residencial, fue alterada por el aullido de las sirenas y las hélices de los helicópteros.
Decenas de niños corrieron despavoridos por el patio de la escuela, gritando y pidiendo auxilio, y varios de ellos buscaron refugio en locales comerciales vecinos.

Imágenes patéticas
Tras el incidente, más de diez ambulancias se desplazaron a toda velocidad a la escuela. La televisión mostró imágenes de los médicos atendiendo a los heridos mientras los estudiantes salían y se congregaban en las áreas de juego de la instalación.
Alertados, muchos padres de los alumnos acudieron llorando y presa del pánico a la escuela para enterarse de la suerte de sus hijos. Los padres llegaron a la escuela hablando nerviosamente por sus teléfonos móviles mientras los estudiantes esperaban en las áreas de juegos.
Si bien el incidente duró poco tiempo, durante más de dos horas se repitieron las escenas de angustia, tanto de los progenitores que buscaban aterrados a sus hijos entre los grupos, como de los mismos pequeños que lloraban desconsoladamente por la terrible situación que habían vivido.
La escuela, que cuenta con 690 alumnos, es famosa en Japón por su buen programa educativo. Por su programa educativo, sólo acepta a niños que previamente han pasado un examen de admisión.
Hisao Yoshiuchi, director del colegio, explicó que los detalles del suceso aún son confusos, pero al parecer el agresor se coló en el aula por la terraza y tras perpetrar el ataque fue reducido por dos de los profesores que lo entregaron a la policía.

Conmoción
El trágico hecho conmovió a todo el país. Se trata del atentado más mortífero desde que los miembros de un culto mataron a 12 personas y afectaron la salud de miles en el subterráneo de Tokio, en 1995.
Mientras los tiroteos en las escuelas parecen estar convirtiéndose en un hecho terriblemente común en las escuelas de Estados Unidos, nunca había ocurrido una tragedia de este tipo en una escuela japonesa.



La televisión japonesa mostró imágenes de gran dolor.
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