Año CXXXIV
 Nº 49.142
Rosario,
sábado  09 de
junio de 2001
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Denuncia infundada

Julián Abraham Garzón, el empleado infiel del local asaltado, denunció que sufrió "apremios ilegales" que lo obligaron a admitir su culpa. Sin embargo, la Justicia consideró "absurda" su versión y ratificó que su declaración contó con "todas las garantías constitucionales". Garzón, de 33 años, fue el primer empleado del comercio detenido horas después del trágico atraco. La policía llegó a él después que le secuestró al ladrón muerto un teléfono celular y un papel con el número de teléfono particular de su casa. Garzón brindó pormenorizados detalles del accionar de esa banda a su defensora oficial y el fiscal general Norberto Quantín.Sin embargo, días después denunció que había sufrido "apremios ilegales" que lo llevaron a admitir su culpa en el hecho. Ayer, el juez Grispo dictó su prisión preventiva y consideró que "su amañado proceder no es otro que el de quitarle validez procesal a un acto rodeado de todas las garantías constitucionales".


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