Uno de las patas del plan de competitividad son las provincias, que gravan a la actividad con ingresos brutos, un impuesto que será eliminado en la etapa industrial. En la parte comercial, los gobernadores de provincias automotrices son reacios a hacer cambios, en función del peso que tiene esta contribución en las recaudaciones. Santa Fe, que ya había eximido a la industria con mucha anterioridad, ya anticipó que no tocará el 3,5% de la facturación que se grava en las ventas al público. Si bien no existen números oficiales sobre cuánto representa el comercio de los autos en la recaudación por ingresos brutos, se puede hacer una cuenta aproximativa. En la provincia se vendieron el año pasado unos 30 mil vehículos. Si le asignamos a cada uno un valor de 15 mil pesos, se tendrá que la recaudación orilla los 16 millones de dólares, una cantidad nada despreciable para las complicadas cuentas provinciales.
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