Rodolfo Montes
Un inspirado Tom Arriola mostró sus cartas en el bosque platense. Como una especie de diamante sin pulir, se distinguió claramente entre los 22 jugadores dentro del viejo estadio de Gimnasia. Metido siempre en el partido, aportó su conocida habilidad, su vocación de manija, su carácter y una buena disposición táctica para jugar el partido que el Patón Bauza quería. Será cuestión de tiempo, de sumar campeonatos en primera, para que este enorme jugador se termine de desarrollar y se constituya en uno de los emblemas canallas de los próximos años. Claro, siempre que los voraces de siempre no lo obliguen a emigrar antes de alcanzar su plena maduración. De la feliz tarde de ayer en La Plata, Tom le comentó a Ovacion: "Lo importante es que jugamos bien; aunque terminamos sufriendo mucho, podríamos haberlo definido antes". -Hiciste varias jugadas calcadas donde abrías la bocha a los laterales que llegaban sin marca, ¿te lo pidió el Patón? -El Patón me dijo que cuando recuperáramos la pelota en la mitad, encarara por el medio y después la abriera para el que entraba vacío. Y así tratamos de jugar. -Iván Moreno recibió unas cuantas tuyas y pudo poner la pelota en el área. Así llegó el gol y otras tantas que se comieron. -Sobre el final tuve una solo, increíble, que me perdí. El problema fue que me venía tan servida que me puse a pensar donde la colocaba y me terminé patinando. O llegué tarde, no entendí como no la pude meter. -¿Sentís que estás como para ser manija en Central, o todavía es mucha responsabilidad? -Yo salgo a jugar con todo. Yo lo que sé es que andando bien puedo colaborar con el equipo y generar mejores situaciones. Pero no sé qué es ser la manija, somos un grupo bárbaro y vamos a llegar lejos. -¿Qué te gustaría mejorar pensando a futuro? -Todos los partidos se aprenden cosas. Tal vez me falte un poco en lo físico. Por ejemplo hoy (por ayer) terminé cansado, pero trabajando con el profesor y jugando partidos seguidos, voy a andar mejor.
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