El médico cirujano Hugo Costa fue el primero en examinar el cuerpo de Natalia Fraticelli la mañana del 20 de mayo. Fue testigo privilegiado de una situación que la Justicia consideró un indicio clave para procesar a los padres de la chica: el supuesto armado de la escena del crimen. "Hay una enorme cantidad de indicios de sospecha que hacen pensar que hubo algo irregular", admitió Costa a este diario, pese a que su involuntaria intervención en el hecho -asegura- le acarreó serios inconvenientes con la gente de Rufino: "Esto me ha complicado muchísimo". -Usted fue el primero en examinar el cuerpo de Natalia, ¿qué vio? -Cuando yo llegué no vi nada de lo que después me mostró Fraticelli. Esas cosas no estaban. La habitación se veía ordenada. Lo primero que hice fue constatar que la nena estaba muerta. Entonces la madre me pidió un diagnóstico y yo le dije que podía ser una muerte súbita. En ese momento Fraticelli le dijo a la mujer «vamos a contarle la verdad al doctor» y me mostró la bufanda y la bolsa que supuestamente la nena tenía en la cabeza y me contó que le habían robado 2 mil pesos. -¿En ese momento pensó que se trataba de algo "armado"? -Hay una enorme cantidad de indicios de sospecha, pero yo no voy a decir si Fraticelli fue culpable o inocente. Eso lo determinará la Justicia. -¿Cómo actuó en ese momento? -Me quedé perplejo. Les dije que llamaran de inmediato al juez y al médico de policía. A los quince minutos llegó el juez Víctor Pautasso. En total estuve quince minutos. Constaté la muerte y me fui. Quiero aclarar que Fraticelli no me pidió que firmara certificado de defunción, y que de ningún modo lo habría hecho cuando el propio padre me había dicho que a la chica la habían asesinado. -La defensa de Graciela Dieser cuestionó que Natalia haya estado muerta. -Yo puedo asegurar que la chica estaba muerta. El mismo Fraticelli le dijo a mi mujer que la nena había muerto cuando me llamaron por teléfono. Yo en ese momento pensé que se trataba de una ataque de epilepsia y fui con mi mejor buena voluntad. Pero la muerte de la nena era absolutamente evidente. Y no era reciente. Tenía livideces, midriasis, rigidez en el mentón y en la mirada. -¿Pudo constatar si tenía marcas en el cuello? - No. Porque cuando yo diagnostiqué la muerte Fraticelli inmediatamente interrumpió el examen para decirme que creía que la habían asesinado. -¿Cómo era su relación con el juez? -Yo tenía un gran respeto por él, por su investidura. Pero quiero aclarar que no era mi amigo. Yo no conocía su intimidad, ni nada. Sólo le recetaba las pastillas a Natalia.
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