Central está en cuartos de final de la Copa Libertadores. Y más allá del exagerado padecimiento por el que tuvieron que pasar el último martes ante Cobreloa los hinchas canallas, eso no logró empañarles la ilusión y el orgullo de estar entre los ocho mejores de América. Esta mención aislada, que sólo podría transformarse en un dato estadístico, cobra mayor relevancia cuando se repara en el hecho de que cinco de los ochos equipos que llegaron a esta instancia alzaron alguna vez la Copa Libertadores: Boca Juniors, River Plate, Vasco da Gama, Palmeiras y Cruzeiro. Los auriazules, junto a América de Cali y Cruz Azul de México, todavía no conocen esa alegría, pero nadie le impide que sueñen con esa posibilidad. Y así lo interpreta el Patón Bauza -y seguramente la mayoría de los centralistas-, quien antes del cotejo en Chile con Cobreloa sentenció: "Soñar no cuesta nada".
Para seguir militando este sueño, Central recibirá el próximo martes en el Gigante a América, un equipo que, como la mayoría de los colombianos, hace un culto del buen trato de pelota y que el año anterior superó a los canallas por 5 a 3 en Bogotá (2 de Latorre -en su mejor partido en Central- y Canals) e igualó 3 a 3 en Arroyito (Gordillo, Maceratesi y Pizzi).
Los caleños salieron segundos en su grupo, detrás del invicto Vasco da Gama. Les ganaron los dos partidos a Peñarol de Montevideo y a Deportivo Táchira de Venezuela y perdieron ante los brasileños, mientras que en octavos eliminaron a Nacional de Montevideo.
"Nacional sufrió el martirio del toque", tituló el diario El Observador de Montevideo, tras el 3 a 1 y la lección de buen fútbol que dieron los colombianos en Montevideo del último jueves. Y esta es la idea de este equipo dirigido por Jaime de la Pava, que intenta ser protagonista en todas las canchas -al margen de las lógicas precauciones que toma-, adueñarse de la pelota, manejarla y cuidarla. Haciendo gala de su habitual respeto por la pelota.
Y justamente, los abanderados en este ítems son el defensor-volante Jersson González (es el goleador del equipo en la Copa con 4 tantos), el carrilero por izquierda Fabián Vargas y el media punta David Ferreira, quienes fueron citados para integrar el seleccionado de su país que el próximo 3 de junio jugará ante Argentina, por las eliminatorias sudamericanas.
Parecidos pero diferentes
¿Qué tiene de distinto este equipo respecto del que jugó con Central el año anterior? Tiene la misma circulación de pelota, pero carece del peso ofensivo y la contundencia que tenía aquel equipo, desde la sapiencia y habilidad de Frankie Oviedo y Orlando Maturana -2 goles en Arroyito-, y la potencia de los delanteros Leonardo Fabio Moreno -hizo tres goles en Colombia- y Salazar.
La actual ofensiva tiene la misma predisposición hacia el toque, especialmente a partir de la capacidad de desequilibrio de David Ferreira, pero sin tanto desnivel en el área rival. Y este es justamente, al margen de que ganó seis de los ocho partidos que disputó, el aspecto más negativo que muestra este equipo dotado de mucha juventud y poca experiencia, sobre todo en partidos calientes y definitorios como estos.
No obstante, la base del equipo de mitad de cancha para atrás es la misma del año anterior, con jugadores conocidos por los canallas como el arquero Barbat, Jersson González, Navarro, Maziri, Zapata y Vargas. A ellos se le sumaron este año el zaguero argentino Cristián García -que jugaba en Talleres- y el volante Arley Betancourt -que tuvo un paso poco exitoso por Lanús-.
El otro punto para tener en cuenta es que así como Central se hace muy fuerte en el Gigante -y esto lo avala su extenso invicto como local ante equipos extranjeros-, los colombianos se hacen muy fuerte en su casa: el estadio Pascual Guerrero, donde los caleños han escrito sus mejores páginas, tanto en el plano nacional como internacional.