La década del 30 queda demasiado lejana para cualquier habitante del siempre apresurado mundo de 2001. Pero para Jeannette no. Todo es cuestión de un imperceptible parpadear para que los recuerdos salgan a flote. Era la época en que el mundo estaba cambiando. Para bien y para mal. EEUU comenzaba a catapultarse como una verdadera potencia mundial haciéndole frente a la reciente crisis de 1930. En Argentina la oligarquía y la corrupción política le estaban dando forma a lo que posteriormente se denominó la década infame. Y en Europa la historia se empezaba a escribir con una palabra tan sombría como nefasta: nazismo. -¿Qué impresión se llevó al llegar a Alemania que estaba viviendo una situación política muy particular? -En ese tiempo Hitler había hecho las cosas buenas, después vino todo lo horrible. Pero todo Berlín estaba sensacional, la organización de los Juegos fue perfecta y la forma en que nos atendieron fue algo excelente. Y allí todo el mundo aplaudía y corría cuando él pasaba. Nosotros pensábamos que estaba todo bien. -¿Tuvo oportunidad de conocer a Hitler? -No personalmente, pero sentíamos cómo la gente lo aclamaba. El hablaba y todos parecían hipnotizados por sus palabras. Por eso cuando nosotros estábamos allá no imaginábamos todo lo feo que pasó después. -¿Qué sintió cuando fueron pasando los años y pudieron ver como sucedió todo? -Una gran pena y un gran dolor. En ese entonces no sabíamos nada de lo que ocurría. Nosotras estábamos maravillados por la organización y realmente era muy impresionante la forma en que la gente lo admiraba. Y después ocurrió todo lo que nosotros no sabíamos. Fue muy horrible para la humanidad.
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