El día en que un grupo de desconocidos baleó a David Marcelo Delminio en una esquina de la zona sur, un llamado anónimo informó a sus familiares que se trataba de un crimen cometido por error. Un año después, y luego de que los detenidos obtuvieran el sobreseimiento en la causa judicial, el hecho sigue irresuelto. Sus familiares todavía no saben quién lo mató ni por qué lo hizo. Pero creen que ese mensaje telefónico, que nunca se rastreó, podría contener la clave para aclarar el crimen. Delminio falleció el 6 de abril de 2000, cuatro días después de recibir un disparo en el abdomen en la esquina de Esmeralda y Presidente Quintana. Era de noche. La víctima se encontraba con un grupo de amigos cuando estacionó frente a ellos un auto ocupado por tres hombres. Uno de ellos se acercó al grupo para pedir fuego, pero se lo negaron. Volvió al vehículo y, antes de partir, uno de sus acompañantes disparó a Delminio en el abdomen. Por el crimen de este hombre de 31 años, la policía arrestó a Enrique Alejandro Gómez, Walter Oscar Cisneros y Sebastián Sucre. Todos ellos recibieron el sobreseimiento en la causa que se investiga en el juzgado de Instrucción Nº 6, a cargo de Raquel Cosgaya. Desde entonces la investigación volvió al punto de partida: "Hace seis meses que el caso está parado. Aunque la jueza los sobreseyó en la sección Homicidios dicen que el crimen está esclarecido y que no van a seguir investigando", contó José Eduardo Delminio, hermano de David. Este hombre todavía no se explica una serie de puntos oscuros de la investigación que, cree, podrían aportar pistas para aclarar el hecho. Sus principales dudas apuntan a un llamado telefónico que la madre de David recibió cuando su hijo agonizaba en el Heca. Una voz masculina y anónima llamó al hospital y al comunicarse con la mujer "pidió disculpas, dijo que había sido un error, que no era para él", contó Delminio. El desconocido dijo que el disparo estaba destinado a Luciano César, alias Chanchi. Este hombre fue procesado por el homicidio del Sapo Taborda, un barrabrava de Central asesinado el 8 de julio en la misma esquina en la que mataron a Delminio. "Esa llamada nunca se rastreó y tampoco se lo citó a César", planteó Delminio, quien señaló que este hombre y su hermano "son de contexturas parecidas, los dos grandotes y algo pelados". Además, la noche del crimen "César había estado en esa esquina cinco minutos antes. Después llegó mi hermano, prendió un cigarrillo y lo mataron". Otra pista que la investigación no siguió, según Delminio, es la que podrían brindar un médico y una agente policial del Heca con quienes habló la víctima antes de morir. No quedó claro si el auto de los delincuentes era un Peugeot 405 o 306 y nunca se hizo la reconstrucción del hecho. "Yo lo único que quiero es que esto se aclare. Que no muera en un cajón. Que no sea un caso más. No puedo quedarme con la duda de por qué mataron a mi hermano", expresó Delminio.
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