Isidoro Gilbert
La contundencia del dictamen y el agravamiento de la situación económica despejaron las dudas que giraban en torno a la actitud que podría adoptar Fernando de la Rúa sobre el despido del titular del Banco Central, Pedro Pou. Antes del viaje a los EEUU, el presidente había enviado mensajes de moderación a los integrantes radicales de la comisión bicameral: el pedido había sido entendido como para que no se apuraran los pasos, lo que no hicieron los legisladores. Amén del impulso que le dio Domingo Cavallo, impactó al presidente la transcripción del diálogo que mantuviera el 15 de marzo el titular del directorio del Banco Central, con los legisladores Baglini y López, de claras connotaciones antisemitas. A tal punto que una vez que el presidente leyera el dictamen en su totalidad -50 páginas con los fundamentos medulares de la recomendación de relevo y 300 fojas con documentación- podrían presentarse ante la Justicia para iniciarle una acción penal por las palabras despectivas que usó en contra de "banqueros judíos". El dictamen tiene tres ejes principales: la omisión frente al lavado de dinero, que Pou fundamentó argumentando que no era la tarea del organismo monetario. El funcionario dejó la sensación de que no carecía de información puntual y que, en todo caso, no accionó ante la Justicia. Otro elemento clave fue la situación del Federal Bank. A la comisión le relató que desde el 96 conocía que actuaba como banca off shore, lo que está vedado por las leyes argentinas. No obstante, el Central depositó fondos en esa entidad, actuó como prestamista y no adoptó ninguna providencia respecto del Citibank, su socio virtual. El senador Verna, del justicialismo, firmó en disidencia porque no encontró todas las argumentaciones que creyó necesaria para aprobar el relevo de Pou. Al resto de los integrantes de la comisión les quedó la sensación (confesada por uno de las personas que trabajaron en el caso) que el legislador buscaba llevar la investigación a la larga. O que pretendía otra cosa, algo que la fuente no pudo precisar. La voz que relató a La Capital algunos pormenores, alabó el alto nivel técnico de los legisladores. Sobre Cavallo y la situación política nacional, hablaron también Alfonsín y el titular del PSP, Rubén Giustiniani. El ex presidente comentó con ambos las expresiones antisemitas de Pou. "En tres párrafos, se refirió seis veces a la condición de rabino de uno de los funcionarios involucrados en la caída del banco Patricios (Sergio Spolsky) y varias veces a la condición de judíos de bancos y capitales. Un lenguaje nazi", comentó la fuente. En el trabajo parlamentario, al respecto se analizan las situaciones que atravesaron los bancos Patricios, el Mercantil, el del Buen Ayre, el Mayo y el Israelita de Córdoba. En todos ellos, con suerte diversa después del Tequila, hubo corridas bancarias. Para Pou, se dice en el escrito, es un "criterio científico" que la corrida estaba centrada en instituciones financieras cuyos accionistas eran judíos. Los bancos que no tenían accionistas judíos no tuvieron problemas. Dicho está en actas taquigráficas. Eso sí; aclaró que fue sobreseído cuando fue acusado como el Haider (líder austriaco nazi) del sistema financiero.
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