Había muchos cafés en los alrededores del Mercado Central donde hoy está el predio del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, o sea en la plaza Montenegro. Lo mismo sucedía en las adyacencias del Mercado Modelo que estaba en Oroño entre Jujuy y Brown, donde la joyita sigue siendo el café del siglo pasado llamado "Victoria" que fuera de Juan El Sucio y La Blanca Rosa en la época prostibularia de la Sección 4ª. En los años 40 se encontraban los cafés por todos lados y a cada paso, como en los tiempos de Irigoyen. Cada barrio tenía, además de los existentes, su café preferido, como "La Capilla", de Avellaneda y Mendoza, o los de San Martín y Ayolas o los de la Avenida Pellegrini o aquel de Chacabuco y Mendoza. o los de San Martín y Ayolas o los de la Avenida Pellegrini o aquel de Chacabuco y Mendoza. En una oportunidad se nos dio por escribir una semblanza de los boliches de barrio, que transcribimos fragmentariamente: "Hoy pintaré un bolichón que aún está en el barrio aquel donde yo hacía el papel de florido mocetón los clientes del bodegón eran puntos del trapiche asociaos con el espiche y bandeaos a sotavento escúchenme que no es cuento lo que era aquel boliche. Mesas, sillas, dos ventanas piso e'madera sin briyo limpiao a puro cepiyo y al agua de palangana; bordalesas, algún cana apurando su guindao mientras que refucilao un curda con su tristeza está acodao a una mesa solo, mufa y olvidao. Desde una paré Oscar Pita en pose de boxeador va mirando alrededor por si alguien lo necesita; hay una vara marchita adornando a un San José, y para que contenta esté la clientela en general dos cuadro: Ñuls y Central y un mapa de Santa Fe. El pico de la canilla en el estaño goteando lentamente va lavando el resto de una vajiya; estirao en una siya se encuentra durmiendo el gato como pa pasar el rato mientras colgados de un gancho los jamones de algún chancho parecen un garabato. Cuando atardece, el esplín cayao que dentra a tayar se confunde en el lugar con el olor a aserrín, desde los techos de zinc va bajando la humedá y en aquella soledá las boteyas hacen cola encima de la consola y no es por casualidá.
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