A todo este asunto de atención cafeteril, gastronómica ligera y lugares de encuentro habría que agregar las lecherías que eran sitios donde, precisamente, la leche era el principal elemento de consumo. Nos acordamos de "La Suiza", que estaba en Mitre 654 al lado de la peluquería teatral y de damas de Fidel Marrone, la de "Austiza" en Córdoba 1625 y, entre otras, la llamada "Nautilus" en Rioja 1081, donde después estuvo la Marroquinería Rioja. Las lecherías tenían por ordenanza municipal, azulejos blancos en las paredes y las tapas de las mesas eran por lo general de mármol blanco también. La "Nautilus" ostentaba en una de sus paredes interiores un submarino pintado, pero no el de Julio Verne, sino el clásico vaso de leche con la barrita de chocolate dentro. A diferencia de los cafés y de lo bares, a las lecherías y especialmente en horas de la tarde, concurrían mujeres. Volviendo a los cafés cuya nómina es muy extensa, quiero recordar a esta altura otros que yo conocí en mi barrio de Avenida Francia y Salta, periferia de Pichincha. Allí se alzaba en la esquina NE el conocido "Gabarda", más tarde "Los Dos Pibes", y haciendo cruz "El Luchador" en Salta 3101. Ambos subsisten, el primero con otro nombre. Cerca del Hospital Centenario, por Avenida Francia había uno muy chiquito llamado "Asti" y otro más grande en la esquina, donde se daba alojamiento a quienes venían de los pueblos y tenían familiares internados. En Salta y Ovidio Lagos el café por excelencia se llamaba "Villamil" que era de los Terzano, cuyos padres e hijos conocí y traté. Uno de estos últimos -el gordo que fue dueño del "Hotel Palace"- le sabía llevar la valijita a mi papá que jugaba en Aprendices Rosarinos, para entrar gratis a la cancha. El café señalado ocupaba un predio muy grande y, con el tiempo, se fue reduciendo a la mínima expresión después de haberse destinado parte de él a granja y fiambrería atendida por los mismos Terzano. Desaparecido este café, su nombre fue a parar a un café y bar que se abrió en Salta y Riccheri, donde había funcionado la Zapatería El Sol de Eric Lowestein. Frente a "Villamil" campeaba "El Platal", que era preferido por nosotros porque era limpio y alegre. Por la época en que nos dedicábamos a jugar allí interminables partidos de generala, oficiaba de mozo el croata Dinko Sakik, repatriado no hace mucho a su país de origen para ser juzgado por su intervención en la Segunda Guerra. Por la calle Salta, pasando el Cine Normandie hacia la calle Suipacha y al lado de la farmacia El Plata del farmacéutico Paloma, quien murió trágicamente al volarle la cabeza el estallido de un tubo de oxígeno, estaba el "Gambrinus" donde supo haber espectáculos de varieté, cantores, comidas y agasajos. Pasando la farmacia, bien en la esquina, otro café "El Aviador" de Aquilino Rodríguez, nos prodigaba su amparo cuando íbamos a charlar para pasar el rato, jugar al billar, tomar el cafecito o comer algún sandwiche al retornar de algún baile. No podemos omitir los cafés que estaban frente a Rosario Norte. Entre ellos "Los Colonos", el "Inca", el bar de los Tuero y otros más.
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