Una relación particular El caso de "Una relación pornográfica" (título original del filme) explica justamente lo que la película no muestra pero tiene: sexo, puro sexo. La pareja, por separado, admite que entre ellos sólo fue sexo, frente a la cámara de un entrevistador anónimo. El cabello corto y negro de la mujer y la barba candado del hombre indican que sus encuentros fueron cosa del pasado. Se conocieron -nunca se sabrá que nombres tenían, dónde trabajaban y con quiénes vivían- a través de un anuncio en una revista cuyo pedido era poder cumplir una fantasía sexual ¡que la película nunca muestra! No hay sexo explícito y ni siquiera el típico tono soft porno de imágenes sugeridas e iluminación entre penumbras. La cámara acompaña a la pareja hasta la puerta de una habitación de un hotel pero se queda afuera. París parece ser una ciudad especial para que dos amantes puedan mantener su anonimato sin encontrarse alguna vez en forma accidental. Sobre todo a partir del cliché creado con "Ultimo tango en París". También el filme de Fonteyne define que mantener a través del tiempo una relación puramente sexual es algo imposible. Más que un mito, un ideal. Siempre alguien traiciona el pacto inicial. Y entonces comienzan los problemas y compromisos propios del amor. Por eso, la cámara sorprende al debutar adentro del cuarto cuando ellos se prometen hacer por primera vez el amor. Dos estupendas actuaciones y una película inteligente.
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