El arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás, llamó a los católicos "a pensar con más detenimiento en lo que es el pecado". En la celebración litúrgica de la Pasión del Señor, el prelado expresó: "Creo con sinceridad que pensamos muy poco en lo que es el pecado". Y consideró que "si pensáramos más en la muerte de Cristo estaríamos más lejos de aceptar la tentación". Sus palabras fueron seguidas con atención por unas 350 personas, en su gran mayoría mujeres mayores, que se agolparon desde un poco antes de las 17 en la iglesia catedral para rememorar la pasión y muerte de Jesucristo. "A veces nos parece atrevido que celebremos la crucifixión de Cristo. Sin embargo, esta enseñanza de la Iglesia tiene un hondo contenido de verdad: si él no hubiera muerto, nuestros pecados no podrían ser perdonados", indicó Mirás. Para rememorar el Viernes Santo los fieles de la catedral participaron de un Vía Crucis en el interior de la iglesia, para luego recorrer la plaza 25 de Mayo en una procesión encabezada por la imagen del Cristo Yacente. A las 16.30, se encendieron las luces y los ventiladores de la catedral y se anunció el inminente comienzo del Vía Crucis. En ese momento una docena de personas se encolumnaban detrás del confesionario esperando su turno. Diez minutos más tarde Mirás ocupó el centro del púlpito y desde allí dio lectura a las catorce estaciones. Mientras tanto, tres fieles recorrían, cargando una cruz de bronce y dos candelabros, cada una de las estampas que representan los momentos atravesados por Jesucristo durante su Pasión. Las catorce estaciones sirvieron para revisar los preceptos de la vida cristiana: la fidelidad, el respeto, la obediencia y la resignación ante la palabra de Dios. Estos mismos valores fueron retomados por Mirás al momento de presidir la celebración litúrgica. "No podemos desatender el infinito gesto de amor del Padre que ofrece a su hijo", dijo, a la par que subrayó el gesto de "respetar la ley divina". Así, el arzobispo de Rosario recordó que "en Cristo son condenados nuestros pecados para que nosotros pudiéramos vivir. Cristo muere precisamente para que el pecado muriera con su muerte". Y después remarcó que "esto nos enseña la necesidad que existe de realizar el juicio a todo pecado", y recordó que "el mismo Cristo nos dice que al final de nuestra vida este juicio tendrá lugar". La ceremonia concluyó con la comunión de los presentes. La tarde iba cayendo y en la puerta de la iglesia se preparaba una centena de candelas para acompañar la procesión encabezada por la figura del Cristo Yacente que se realizó en la plaza 25 de Mayo.
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