Javier Parenti
Decisión. Autoridad. Aprovechamiento de las circunstancias. Con estos valores jugó Newell's y con ellos le alcanzó para golear a Belgrano por 4 a 1 y meterse de nuevo en carrera, en la que tiene demasiados obstáculos por la propia irregularidad del equipo del Parque. La victoria era la única alternativa para los dirigidos por el Ruso Ribolzi, como para volver a creer. Y era clave para comenzar una semana de tres partidos fundamentales para poder revivir la ilusión. Porque mañana el rival será el accesible Almagro y el viernes al Coloso llegará Huracán. Y esos tres puntos conseguidos ante el pirata cordobés sirven como disparador para el sueño de seguir por la misma senda y no tropezar con el karma de Newell's de no conseguir dos triunfos seguidos. Los cañones rojinegros apuntan a ingresar en la Mercosur, un desafío que se acerca y se aleja desde hace varias fechas, en concordancia con la ciclotimia del equipo. Pero quién puede atreverse a echar por tierra la ilusión leprosa cuando el fútbol argentino vive una paridad de fuerzas, sin que ningún equipo, salvo River y Boca, pueda ponerse un traje de candidato. La decisión de ganar que mostró Newell's desde el arranque del cotejo ante Belgrano primero chocó con el esquema celeste, pero cuando Pavlovich estalló en el grito de gol todo empezó a simplificarse. La visita no respondió y de la mano de Maximiliano Rodríguez los rojinegros se movieron a su antojo. Subía Reasco, Ponzio se animaba a patear desde afuera, Saldaña se movía en libertad, Rosales complicaba con su gambeta y Pavlovich se asociaba con buen pie. Y lo que no logró en la parte inicial llegó ni bien comenzó el segundo tiempo. La Fiera volvió a mostar su importancia en ofensiva y festejó su cuarto gol en primera. Fernando Crosa aprovechó un rebote en el área para ofrendar el tercero a la platea que da al hipódromo y Real uno más para llegar al 4 a 0. Recién ahí Newell's sacó el pie del acelerador. Era lógico. El triunfo estaba asegurado y la seguidilla de partidos llamaba a la precaución. A guardar fuerzas y goles. Por eso se acercó el tibio Belgrano. Pero igual los rojinegros siguieron más cerca del quinto, que no llegó porque Rosales y Pavlovich tendrán que estudiar mejor la ley del off side. Aunque lo único que importaba era el triunfo. No importaba cómo pero sí conseguirlo. Lo hizo jugando bien, con decisión y aprovechando la debilidad de Belgrano. Pero eso fue secundario. La alegría había vuelto al Parque. No importaba nada más.
| |