Año CXXXIV
 Nº 49.079
Rosario,
viernes  06 de
abril de 2001
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Teodelina: Una pesadilla que empezó al despertar
La gran mayoría de los vecinos se encontraba durmiendo cuando el altoparlante de los bomberos dio la señal de alerta

Silvia Carafa

Teodelina (enviada especial). - Ayer al mediodía, cuando los vecinos de Arribeños recibieron la noticia de que ya podían regresar a su pueblo, los rastros de la odisea que habían vivido todavía estaba en sus rostros, en sus ropas y en sus conversaciones. La pesadilla había comenzado al amanecer cuando la voz estridente del altoparlante de los bomberos los sacudió con un mensaje intranquilizador.
La mayoría estaba durmiendo, otros ya habían comenzado sus trabajos en las pequeñas textiles o en la fábrica de elásticos para vehículos, pero todos sintieron que la angustia los paralizaba. La orden era clara: debían abandonar sus hogares y concentrarse en la Escuela Nº 4. "Casi todo el pueblo, menos algunos porfiados, se dirigió al lugar", contó Juan Alberto López.
Para López, todo parecía una película. "La gente salía de su casa vestida con lo que tenía a mano, sin peinarse, ni siquiera juntar alguna cosa necesaria; con autos o corriendo, muchos dejaron las puertas sin llave detrás de la consigna de salir del lugar con urgencia, sobre todo las familias con chicos", relató.
El accidente había ocurrido a la medianoche, pero fue cerca del amanecer cuando el aire y el agua aportaron lo suyo para que el derrame de ácido clorhídrico se transformara en una nube blanca que planeaba amenazante, a unos tres kilómetros de la zona urbana.

Rápida reacción
Los potenciales perjudicados eran los vecinos de Luján o Avellaneda, en la zona sur de Arribeños, una barriada populosa que reaccionó rápidamente en busca de camiones o camionetas para su traslado. Pero a ellos, se les sumó el resto de los 3.200 habitantes del lugar. "Quedaron los bomberos, la policía y los testarudos", contó López, y acotó que, "en realidad, se armó un alboroto demasiado grande".
La familia Barbagelatta, con ocho hijos, relató el sobresalto vivido al amanecer. "Nos dijeron que tuviéramos calma pero que el barrio estaba en problemas por una nube tóxica". Flavia tiene 10 años y pasó un gran susto porque "no entendía el apuro que tenían en mi casa, y de pronto estaban los bomberos en la esquina", relató.
Estela Castañeda e Isolina Zanichelli presintieron algo grave cuando los patrones de la textil les ordenaron apagar las máquinas. "La angustia fue llegar hasta nuestras casas para buscar a los chicos; nos parecía que no llegábamos nunca", relataron. "No se llegó al pánico pero hubo mucha angustia", acotaron las mujeres.
Ever Barrionuevo tiene 15 años y cuando llegó a Teodelina sintió un fuerte dolor en el pecho. "Aspiré aire contaminado, me atendieron en el hospital", explicó una vez repuesto. El chico fue uno de los siete atendidos en el hospital con descomposturas, que en su mayoría tenían más relación con el estado anímico que con las consecuencias de las emanaciones. Luis Coronel contó que él y su familia mantuvieron la calma durante la evacuación pero insistió en remarcar que "no tendrían que andar esos camiones por la ruta, son un peligro para todos, tuvo que salir corriendo todo un pueblo por un accidente". Pero si la evacuación fue difícil para todos, Ida de Beglione llevó la peor parte para trasladar a su esposo inválido y debió recurrir a una ambulancia.
Para el pueblo de Teodelina la sorpresa no fue menor. Eran las 7.30 y había gente de Arribeños dando vueltas por la plaza, lo cual era un claro presagio que la rutina diaria iba a cambiar. Las actividades normales se alteraron, las instituciones se abrieron para colaborar y las clases se suspendieron para poner las escuelas a disposición de los evacuados.

Diagrama de contención
La enfermera del Samco, Mirta Reyes, explicó que junto a sus compañeros de trabajo pusieron en marcha un diagrama de contención para los evacuados. La estrategia dio sus frutos porque tranquilizó a la gente que llegaba a cada uno de los centros. "Todo estuvo tranquilo y controlado", aseguró.
Lucía Estañito fue la portavoz del agradecimiento "a la comuna, a los bomberos y a todo el pueblo de Teodelina; ahora volvemos pero lo hacemos con miedo", comentó.

Debut de Defensa Civil
El proyecto presentado por Martín Labbé, integrante de la minoría en la comisión comunal por el Partido Justicialista, para aceitar el mecanismo de defensa civil en la localidad tuvo un debut anticipado. En el pueblo hubo cinco lugares prontos para recibir evacuados: la parroquia, los clubes Teodelina y Racing, Sociedad Española, el cuartel de bomberos y una unidad básica del PJ.
"Toda la comunidad prestó la mayor solidaridad, a través de sus instituciones y fuerzas vivas y del trabajo de la comuna", explicó Labbé, y acotó que ambas localidades tienen un gran movimiento en común. "Hay una relación diaria, de trabajo y de comercio, por eso muchas familias llegaron a casas de familiares y amigos", comentó.



Tranquilo. Así arrancaba el día para los habitantes de Arribeños.
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