Alguien le informó algo el martes a Raúl Alfonsín que lo puso bastante molesto. A la noche, cenando con algunos dirigentes del radicalismo, más algunos legisladores, el ex presidente dijo saber que nada menos que el máximo dirigente del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) de Uruguay, Tabaré Vázquez, había respaldado el plan Cavallo, lo que quebraba todos los cánones. Hubo quienes dijeron que quien consiguió casi el 47% de los votos había entrado dentro del teorema de Raúl Baglini: cuando se está más cerca del poder, más lejos quedan los ideales.
Ni tanto ni tan poco. Vázquez manifestó la preocupación de su fuerza política "ante la situación política y económica que vive la región, especialmente Argentina. Los acontecimientos que se dieron en dicho país son, ni más ni menos, que las consecuencias del estrepitoso fracaso del modelo político y económico neoliberal que se ha llevado adelante en estos países". "Ni las privatizaciones a mansalva, como las registradas en Argentina, ni la desregulación, ni la flexibilización, ni el apoyo al sector financiero en detrimento del productivo, lograron llevar adelante el modelo. Hoy observamos el catastrófico derrumbe de este modelo, que obligó al gobierno argentino a tomar otras medidas".
El ejemplo argentino
El líder de la izquierda llamó a modificar el rumbo de las medidas económicas "antes que tengamos que vivir lo que el hermano pueblo argentino ha vivido. Le decimos al gobierno uruguayo que cambie la conducción de la política económica, ahora que estamos a tiempo. Es necesario que el gobierno uruguayo reconozca el fracaso e instrumente el cambio para evitar males mayores. Con esta política económica vamos al despeñadero", auguró Vázquez. Apuntó que algunas de las medidas tomadas en Argentina por el nuevo ministro Domingo Cavallo para resolver la crisis son contrarias al neoliberalismo y estaban contenidas, para su aplicación en Uruguay, en el Plan de Emergencia presentado a la población en la campaña electoral de 1999, así como en la propuesta de reactivación económica y productiva, entregada al presidente Jorge Batlle el pasado año.
Allí había, dijo, "políticas económicas e impositivas de estímulo a la producción, a la creación de puestos de trabajo, en definitiva, medidas anticíclicas. Muchas de las cuales el gobierno argentino se vio obligado a aplicar. Por ejemplo, el plan Cavallo plantea un impuesto a las ganancias, lo mismo que proponíamos, pero con el nombre de impuesto a la renta de las personas físicas".
Es mutatis mutandis, lo que Alfonsín y Carlos Chacho Alvarez proclamaron la semana pasada: que las medidas anticrisis del ministro, correspondían a la Carta de los Argentinos. La lectura del texto, no del título de la crónica de esas declaraciones, que parecían un apoyo irrestricto a Cavallo, calmó las aguas radicales. Lo mismo sucedió ayer entre los socialistas democráticos, aunque no ocultaron su desagrado. Vázquez no carece de respaldo en la izquierda argentina y sus definiciones, entendidas como parte de sus enfrentamientos con el presidente uruguayo, pesarán. El texto circuló ayer entre diputados del Frepaso leales a Chacho, donde causó satisfacción.