 |  | El nombre del básquet Héctor Campana, el goleador histórico de la Liga Nacional, cuenta su vida El escolta cordobés, que jugó en ocho clubes argentinos, hizo un repaso de su extensa carrera
 | Héctor Pichi Campana, un histórico de la Liga Nacional de básquetbol. Se inició en su Córdoba natal y después, aparte de Atenas, pasó por varios clubes: Obras Sanitarias, Sport Club de Cañada de Gómez, Banco de Córdoba, River Plate, Gepu de San Luis, Olimpia de Venado Tuerto, para llegar a este presente en Boca Juniors. -¿Cómo fueron tus primeros años de vida? -Todos muy normal. Jugaba al fútbol en un equipo de barrio, iba al colegio y de hecho era bastante inquieto. Pasaba mucho tiempo fuera de mi casa. Mi barrio era de esos en los que abundaba la tranquilidad, en los que uno podía jugar a la pelota en la calle y no pasaba nada. -Todo muy lindo con el fútbol, pero.....¿y el básquetbol? -El básquetbol en mi vida llegó de casualidad. Recién a los 11 años empecé a practicarlo, debido a que la pileta del club al cual yo asistía en invierno estaba cerrada, mi viejo me dijo: "Ya que pago la cuota hacé algún deporte". Y como el deporte principal del club era el básquetbol, me dediqué a eso. -Precisamente a los 11 años, jugando para Redes Cordobesas convertiste tu primer doble. ¿Qué recordás de esa situación? -Fue algo que me marcó. Recuerdo que luego de esa práctica llegué tan contento a mi casa que me dije a mí mismo que nunca iba a dejar este deporte. -¿Cuándo fue el momento, si es que lo hubo, en el cual te diste cuenta de que ibas a llegar a ser jugador profesional? -Teniendo 16 años jugué para Córdoba un Argentino de mayores en La Pampa y realmente tuve un rendimiento superlativo. A partir de ese momento me hablaron varios equipos de la Capital Federal, lugar en el que estaba centralizado el mejor básquetbol del país. Más allá de que en esa época el básquetbol no era tan profesional como lo es ahora, me di cuenta de que iba a ser mi sostén principal y que le iba a dedicar el mayor tiempo de mi vida. -Muchos chicos te tienen como ejemplo. Explicales cuáles son las pautas para llegar a ser un gran goleador. -La base de todo es el trabajo: cuanto más se entrena, más rédito de juego propio se obtiene. Es mi lema y no lo cambio para nada. -Once títulos en tu carrera no es un detalle menor. ¿Alguno se recuerda más que otro? -En su momento cada uno tuvo su importancia. Recuerdo desde el primero hasta el último. Aquel que no rememora semejante detalle, no sabe lo que es cumplir un objetivo que le llevó mucho sacrificio y dedicación durante la temporada. -La Liga Nacional de básquet hoy, ¿pasión o negocio? -Si la pregunta es hacia mí, pasión. Más allá de que esto sea mi medio de vida y que lo hago profesionalmente lo llevo en el alma. Yo siempre digo que el tema contrato lo toco una sola vez al año y luego me dedico a jugar y a disfrutar de lo que más me gusta hacer. Si lo hiciera en forma exclusiva por la parte económica, a esta edad no estaría dentro de una cancha de básquet. -¿Creés que día a día la Liga Nacional crece, se mantiene o decae en su nivel? -En estos últimos años ha bajado el nivel porque se han ido al exterior muchos jugadores. Desde los que brillan hace tiempo hasta las grandes promesas. Así es muy complicado crecer. Estamos en una etapa de transición. Ojalá en el futuro se mejore el trabajo, pero no sólo en lo deportivo. -¿Y si te llega una buena oferta proveniente de Europa? -No creo que venga. A esta edad ya estoy para otra cosa. -¿Para el retiro? -No. Tampoco es cuestión de echarme. -¿Tu pasantía por la selección fue la deseada? -No, pero no soy de quejarme. Las cosas se dieron como se dieron. Por uno u otro motivo nunca tuve una continuidad. Lamentablemente el rendimiento que uno ha tenido en la Liga Nacional o en torneos internacionales con equipos no se asemeja a lo producido en la selección. Pero tampoco fue un fracaso. -¿Es exagerado prohibirle el regreso a algún jugador que ha renunciado a la celeste y blanca? -Habría que analizar los motivos paso por paso. Hay motivos justificados y otros no. Hay que tratar de demostrar que la selección debe ser el objetivo principal de todo jugador. Hoy eso se ha perdido. -La enfermedad sufrida por tu hija Natasha en los primeros meses de su vida seguramente te trajo dolores de cabeza por mucho tiempo. Si hubo una parte positiva dentro de la desgracia, ¿cuál fue? -Todas las cosas en la vida tienen su lado positivo, su enseñanza. A partir del nacimiento de mi hija y de lo que le costó sobrevivir, uno ve las cosas de otra manera, se da cuenta de otras prioridades y valora más lo que tiene. Principalmente, me ayudó para darme cuenta lo fundamental que es tener bien cerca a los afectos. -Corría el año 1990 y recibiste un llamado inesperado proveniente de Estados Unidos para entrenar en la NBA. ¿Qué recordás de esa convocatoria? -Fue una gran experiencia. Viví de cerca como es la pretemporada de los equipos del mejor básquetbol del mundo. Me di cuenta de las diferencias con respecto al respeto de los jugadores. Es una pena no haber quedado pero mantengo el honor de haberlo intentado. -¿Existe alguna camiseta de la Liga Nacional que no te pondrías nunca, o alguna que no quieras volver a vestir? -Las camisetas no son las responsables de las malas actitudes de los dirigentes. -¿Algún partido inolvidable? -Cuando jugamos contra el Dream Team I en el Preolímpico de Portland. Fue una aventura realmente increíble. Y encima esa noche anduve derecho ¡Fue un día tremendo!
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