El ministro de Economía, Domingo Cavallo, anunció ayer los lineamientos de su gestión, en el marco de una conferencia realizada en el salón de actos del Banco Nación que se vio atestado de lo más granado del establishment económico, industrial y financiero. Los ejes de su discurso pasaron por un programa de simplificación impositiva que dejará solamente el IVA y ganancias prácticamente sin exenciones, más un régimen para regularizar impuestos. Anunció la eliminación de los gravámenes distorsivos, pero aclaró que se implementará en los sectores que acusen problemas de competitividad.
Cavallo exhortó a los empresarios a "revertir el temor al consumo" que existe entre la población, a la vez que advirtió que el Estado "no volverá a pagar tasas ruinosas" para financiarse como en la operación de Letes de ayer (ver página siguiente), lo cual provocó un visible enojo en los banqueros, que tras el acto se retiraron rápidamente y sin hacer declaraciones.
"Estoy dando el marco de la política económica, no anuncios. A partir de hoy sólo van a escuchar anuncios de medidas que se implementarán de inmediato", explicó.
Cavallo adelantó que "en el término de un año el sistema impositivo argentino tendrá dos grandes impuestos, ganancias e IVA, prácticamente sin exenciones", y se eliminarán los "impuestos distorsivos". Pero aclaró que esta eliminación comenzará de manera sectorial y paulatinamente: "A partir de la semana que viene comenzaremos a delinear" estas reducciones impositivas orientadas principalmente hacia los sectores que han demostrado mayores problemas de competitividad, explicó.
Impuestos y algo más
Entre los nuevos conceptos se anota un plan de regularización tributaria dirigido a contribuyentes con deudas fiscales hasta fin de 1999. También prometió pagar deudas con empresas y una simplificación impositiva, donde sólo regirán gravámenes por ganancias e IVA.
El sistema de regularización propuesto por Cavallo establece que aquellos que pretendan normalizar su situación ante el fisco deberán comprar un bono por un período equivalente al de la prescripción de los impuestos evadidos los que devengarán una baja tasa de interés.
El funcionario le dijo a los empresarios que "ustedes son acreedores del Estado por 8.000 millones de pesos y van a poder recuperarlos porque esos fondos se sacarán de quienes hayan comprado los bonos". Cavallo prometió devolver retenciones fiscales a partir de estos instrumentos \"El dinero que paguen los que han evadido a través de la compra de los bonos, va a volver al sector privado y a los que han pagado los impuestos en forma anticipada", explicó, al tiempo que afirmó que "de esta forma se reencauzará el esquema financiero de las empresas". El ministro dijo que el plan no se implementará "de la noche a la mañana", sino a medida que vayan ingresando los fondos del mecanismo de regularización impositiva.
A su vez anunció que dentro de este esquema no se podrán regularizar las obligaciones que dejen de pagarse correspondientes al año 2000 o lo que va del año 2001.
El ministro afirmó que "va a ser muy difícil poder evadir en la Argentina", y advirtió que el "Congreso está delegando en el Ejecutivo los sistemas procesales en materia tributaria, aduanera y previsional, para evitar la evasión y el contrabando".
"Así como la convertibilidad pulverizó la inflación, la ley de competitividad nos va a permitir terminar con el contrabando y la evasión impositiva".
Cavallo anunció que el tributo a las transacciones financieras será el único pago a cuenta que quedará vigente.
Advirtió además a los banqueros que no tomará dinero de la plaza local hasta que ésta no sea prestada "a tasas aceptables" y que para financiarse "echaremos manos al impuesto" al cheque. Con este nuevo impuesto "vamos a tener plata y no necesitaremos tomar dinero y menos a esta tasa ruinosa", dijo Cavallo, lo que generó un tímido murmullo en la sala. Entre los hombres de la industria, la construcción y el comercio, quedó abierto un compás de espera hasta que las medidas comiencen a mostrar algún efecto. Los banqueros, en cambio, se fueron mascullando su enojo.
La Ciudad
