El ministro de Educación de Santa Fe, Alejandro Rébola, estuvo ayer inhallable. No obstante, fuentes de su cartera aseguraron que entre los funcionarios provinciales "impera la preocupación". "No es para menos. Si hasta ahora hubo retrasos en el pago del incentivo para los maestros, no caben dudas de que la situación se agravará después de este recorte del gobierno nacional", añadió la misma fuente. "Sólo quiero aclarar que si el incentivo no se paga a tiempo es porque la Nación está en deuda", había expresado el propio Rébola a La Capital sólo a dos días del comienzo del actual ciclo lectivo. De esta manera, el ministro se dirigía elípticamente al gremio docente, que había amenazado con no comenzar las clases el pasado 5 de marzo. Aunque hasta ese momento a los maestros no se les había terminado de liquidar el incentivo (cuestión que se efectivizó dos días más tarde), las clases comenzaron como indicaba el calendario escolar. Es decir, los docentes cumplieron. El dato no es menor, ya que el año pasado el retraso en el pago del incentivo había sido la causa de que las clases comenzaran con una medida de fuerza. Ahora, la política económica de López Murphy da un giro de 360 grados a la continuidad de las clases. Y desde ya, el ministro de Hacienda provincial, Juan Carlos Mercier, ya advirtió que Santa Fe no pagará el incentivo (ver página 19). Así las cosas, si bien Rébola había manifestado que iba a trabajar para "garantizar 180 días de clases" en el 2001, la realidad le muestra que sus deseos caen en agua de borrajas. Los maestros provinciales, tanto de las escuelas públicas como de las privadas, realizarán el primer paro del año. Rébola, al momento de buscar culpas, seguramente mirará a la Nación, que le transfirió el pago del incentivo a la provincia y, por ende, el conflicto gremial. Pero también tendrá que restar a su promesa dos días. De ahora en más no podrá jugarse más que por 178 días de clases.
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