A contramano de la lógica, aquí se dice que Italia y Argentina jugarán ante no más de sesenta mil personas en el estadio Olímpico de Roma, cuya capacidad es para setenta y ocho mil y que fue escenario de la final de la Copa del Mundo de 1990, cuando Alemania venció a Argentina por 1 a 0, con gol de Brehme, de penal. La sensación es compartida por los responsables de la venta de las entradas y por la prensa, que está convencida de que al público italiano le interesan mucho más los temas relacionados con la Liga local. La ausencia del lesionado goleador argentino Gabriel Batistuta, de la Roma, también es considerada como una de las razones por las que el estadio Olímpico distará de presentar un lleno total. Alessandro, un hincha de la Roma que camina por el centro de la ciudad, asegura: "Si el Bati jugara, yo iría a la cancha. Pero como él no va a estar, no voy a concurrir". Lo mismo, se dice aquí, opinan entre ocho y diez mil simpatizantes del equipo que lidera la Liga italiana. Valerio Piccioni, periodista del diario deportivo La Gazzetta dello Sport, dijo: "Acá, lo que más le importa a la gente es cómo se va a definir el calcio, si va a ser campeón la Roma, la Juventus o la Lazio. La gente quiere saber eso y sobre el tema de los pasaportes falsos, fundamentalmente", asegura sin darle mayor importancia al trascendental choque de hoy. El intenso frío, aseguran los italianos, también es otra razón de peso para que a la cancha concurran no más de sesenta mil personas. Hoy, incluso, se anunciaron algunas nevadas, lo que complicaría aún más el panorama. Por otra parte, se calcula que al menos trescientos simpatizantes argentinos concurrirán al Olímpico a presenciar el encuentro, que comenzará a las 20.45 hora local (16.45 de la Argentina).
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