Año CXXXIV
 Nº 49.034
Rosario,
martes  20 de
febrero de 2001
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Opinión: Recuperar el fútbol y el protagonismo

Luis Castro

"Sabíamos que iban a tratar de voltearnos", denunció en voz baja un allegado al cuerpo técnico auriazul. La sentencia sirvió para que comenzaran a tejerse un sinnúmero de especulaciones. Que el árbitro Gustavo Bassi habría recibido un consejo para ayudar a Lanús.
Que el Colegio de Arbitros debía recomponer la relación con la entidad granate por lo acontecido días atrás con Fabián Madorrán, quien fue declarado persona no grata por el club por su actuación ante Colón...
Pero todas son fantasías (¿o no?). Lo cierto es que Bassi tuvo una actuación deplorable y con sus sanciones inclinó la balanza hacia los locales -en realidad quedó demostrado que no necesitaban ninguna ayuda-.
Más allá de todo esto, es justo destacar que Lanús fue un justo ganador. Hizo los méritos suficientes para alzarse con la victoria. Mientras Central fue un equipo insulso, sin alma futbolística y que en ningún momento logró controlar el juego impuesto por el rival. El desorden estuvo a la orden del día y los granates manejaron el trámite a su antojo.
Central fue un conjunto desconocido. No logró imponer sobre el campo de juego el fútbol que lo caracteriza y que le había permitido alzarse con sendas victorias en las dos primeras fechas.
Pero el domingo los de Arroyito se vieron superados en todas sus líneas y no lograron encontrar el remedio necesario para cambiar la situación imperante.
Uno y otro centralista podrá decir que si Bassi no inventaba ese penal otro podría haber sido el destino. Y esa especulación puede no ser tan descabellada, aunque lo cierto es que Lanús apostó a ganador e hizo saltar la banca canalla.
Después de tamaño castigo el "si no hubiese sancionado eso" será la frase más utilizada por todos los de Arroyito. Pero lo que en realidad debe preocupar al plantel -obviamente la dirigencia deberá estar atenta a los arbitrajes- es la producción futbolística que el domingo estuvo ausente. Porque el equipo no fue tal. No hubo conducción, el único que la intentó fue Ezequiel González, pero no tuvo un copiloto que le indicara el camino hacia el arco granate.
Está claro que en este fútbol nuestro cualquiera le gana a cualquiera -ejemplos sobran-. La paridad es casi total, por eso tampoco es para dramatizar tanto. Obviamente es para preocuparse, sobre todo por el rendimiento tanto individual como colectivo de varios jugadores. Por eso habrá que trabajar en forma incesante para alcanzar la regularidad que se necesita para ser un conjunto con ansias de pelear en la zona caliente del Clausura.
Ahora llegará el turno de enfrentar a Universitario de Perú por la segunda fecha de la Libertadores. Será fundamental ganar para levantar el desánimo imperante y llegar con una inyección de optimismo al trascendental choque ante River. Dos encuentros importantes para lograr la recuperación tras el duro golpe granate.
L.C.


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