El mercado laboral exige cada vez mayor capacitación. Y al punto de responder a esta demanda, las facultades privadas parecen más seductoras que la universidad pública. Al menos, esto es lo que piensa Daniel Filmus. No obstante, el sociólogo especializado en administración educativa defendió los valores de la educación estatal: "Todavía los mejores profesores siguen estando en la universidad nacional", afirmó, aunque reconoció que "al tener una relación docente-alumno mucho más alta que en las privadas, muchas veces se generan condiciones de aprendizaje que no son las ideales". Y este es, justamente, el desafío a enfrentar. "La universidad pública se pone a tono o va a tener serias dificultades", advirtió. Durante ocho años Filmus dirigió la sede Argentina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), organismo internacional creado en 1957 para promover la enseñanza y la investigación en ciencias sociales. Actualmente se desempeña como secretario de Educación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. -En pocos años, las universidades privadas que funcionan en Rosario llegaron a duplicar o triplicar su alumnado. ¿Cómo se puede explicar este proceso? -En general, hay un aumento en la demanda de educación superior. Los títulos que da la escuela media tienen cada vez menos peso en el mercado de trabajo. La obtención de un empleo exige una mayor preparación. Durante la década del 90, el salario promedio de las personas que tienen educación superior ha aumentado, mientras que bajó el salario promedio de quienes sólo han terminado el secundario. Hoy día se exige haber terminado la escuela media a repositores de supermercados, cajeros y otros puestos similares. Entonces, lo que empieza a diferenciar es la educación superior. Así, es de prever que la demanda de educación superior sea cada vez mayor y, si uno mira porcentualmente, el crecimiento que tienen las facultades privadas es mayor al que ostenta la universidad pública, que se ha mantenido relativamente estable. -Muchos opinan que el incremento en la demanda de universidades privadas está en relación con las falencias que tiene la universidad pública. ¿Comparte esta visión? -No se puede generalizar. Hay mucha heterogeneidad respecto del tipo de carreras. Hay ciertas disciplinas que están monopolizadas por las universidades públicas, y otras donde las privadas consiguen mayor presencia. -¿Por ejemplo? -Son muy pocas las universidades privadas que están en condiciones de competir en carreras como ingeniería o medicina. Son facultades que tienen un costo por alumno muy alto. Aunque es verdad que han surgido universidades privadas con cuotas relativamente altas que tienen muy buen nivel de profesores, todavía los mejores profesores siguen estando en la universidad pública. Pero al tener una relación docente-alumno más alta generan condiciones de aprendizaje que no son las ideales. Aún así, en las áreas más importantes que hacen al desarrollo científico tecnológico, todavía la universidad pública lleva la delantera. A nadie se le ocurriría ir a estudiar matemáticas, ingeniería o medicina en otro lugar que no fuera la universidad nacional. -¿Por qué? -Porque la universidad pública es la única que permite por ahora combinar investigación con docencia. Hay profesores que dan clases en los dos ámbitos y lo que investigan en la universidad pública o el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) lo dicen en la facultad privada. -El marketing de las universidades privadas se basa principalmente en dos puntos: la agilidad administrativa y la oferta de pasantías laborales. ¿Son estos los dos costados más flacos que presenta la universidad nacional? -Sin lugar a dudas. Los aparatos administrativos burocráticos de las universidades nacionales son una carga adicional que tienen los estudiantes. En cuanto a la salida laboral es cierto que la universidad pública está atrasada respecto de la privada en el tema de las pasantías. Sin embargo, casi todas las investigaciones demuestran que los empresarios privilegian -salvo ciertas disciplinas muy específicas- a los graduados de las facultades nacionales. Esto presenta un desafío muy grande. O la universidad pública se pone a tono en estos dos puntos o en el corto plazo va a tener serias dificultades. -¿Los controles que ejerce el Estado sobre las universidades privadas son suficientes para garantizar la calidad de la enseñanza? -Creo que a partir de la creación de la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) se ha avanzado mucho. Pero todavía tiene algunas deficiencias. El problema no es sólo la tramitación de la habilitación, sino el seguimiento. Es muy difícil prever la calidad de la educación en los papeles y asegurarse de que la calidad prometida se cumpla. -Para sus hijos, ¿elegiría la universidad pública o la privada? -La pública, sin dudas.
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