Jorge Kaplan Florencia O'Keeffe
Hay toda una vida después del blindaje. El respaldo financiero de 40 mil millones de dólares recolectado por el gobierno entre plata fresca de organismos internacionales y promesas de canje de deuda por parte de agentes financieros locales, desactivó la bomba financiera que amenazaba con hacer estallar la economía en el primer año de gestión de Fernando de la Rúa. Sin embargo, en algo coinciden los economistas de distintas extracciones. El gran desafío sigue siendo el de sacar a la Argentina de la muerte lenta que significa la prolongada recesión económica y el crecimiento nulo. Y en ese punto, las tensiones sobre el programa económico de la Alianza son las mismas que antes del auxilio financiero. La ortodoxia pide avanzar con una nueva ley de coparticipación, un ajuste sobre los gastos que involucran a la clase política, una nueva reforma del Estado y un recorte de las jubilaciones. Desde otro lugar, la receta propuesta sugiere aflojar la mano del ajuste e incentivar la demanda para reactivar el mercado interno. Los antecedentes del primer año de gobierno y las metas comprometidas con el principal prestamista del salvataje financiero, el Fondo Monetario Internacional (FMI), es difícil pensar que el equipo económico se aparte abiertamente del camino recorrido hasta ahora. Sobre todo cuando, a pesar del respaldo recibido, el mercado no deja de exigir actos de fe por parte del ministro de Economía.
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