Año CXXXIV
 Nº 48.978
Rosario,
domingo  24 de
diciembre de 2000
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Binner, Paladini, Borgonovo y Bongiovanni, algunas de las voces optimistas
Políticos, empresarios y economistas ven un 2001 muy bueno para Rosario
¿Es un buen momento para la ciudad? El puente a Victoria, la autopista, la apertura al río, parecen decir que sí

Daniel Leñini

Producto del blindaje, o vaya a saber por qué, el optimismo se despertó con fuerza entre los líderes políticos, empresarios y economistas de Rosario, que ahora vislumbran un futuro casi brillante para la región. El intendente Hermes Binner, los empresarios Roberto Paladini y Néstor Pellegrinet, el diputado nacional Oscar Lamberto, el director del aeropuerto de Fisherton, Esteban Borgonovo, y el director de la Fundación Libertad, Gerardo Bongiovanni, coincidieron, cada uno por separado, en que el 2001 será un año muy bueno para la ciudad. Algunos incluso aventuraron que Rosario podría duplicar en crecimiento al promedio nacional, si es que éste, finalmente, empieza a manifestarse.
Ciudad dominada por contrastes (es la primera proveedora de Internet del interior, pero le faltan colectivos a la noche), Rosario parece enamorar sobre el fin de un año durísimo a gran parte de la clase dirigente. La marcha del puente a Victoria y de la autopista a Córdoba despiertan variados sueños y posterga por un rato la pelea por los planes Trabajar.

Uno por uno
Hermes Binner (intendente de la ciudad): No hay en el país una obra pública de la magnitud del puente Rosario-Victoria, y la autopista a Córdoba también es otra obra importante: faltan licitar 146 kilómetros, pero vamos por el mejor camino. Si a estos emprendimientos fundamentales le sumamos nuestra ubicación estratégica, creo que estaremos en condiciones de aprovechar la formidable posibilidad que se abre y de poner en marcha el aparato productivo. El blindaje es como la aspirina cuando uno tiene fiebre: baja la fiebre, pero no cambia el cuadro. Lo que necesitamos es aprovechar y cambiar el cuadro, generar empresas, inversiones y mano de obra. Tenemos el único polo tecnológico en el país con estas características: es un plus de valor para la ciudad. Si logramos el entendimiento entre lo público y lo privado tendremos un futuro firme; en cambio, si generamos división entre la Nación, la provincia, el municipio y los privados, si cada uno trabaja por su cuenta como ha sido nuestra costumbre, entonces seguiremos desperdiciado el tiempo.
Roberto Paladini (industrial frigorífico): Soy optimista. En primer lugar, porque el blindaje alejó la amenaza del default; el país estaba en un cono de sombra. Y segundo, porque Rosario tiene un potencial mayor al promedio nacional: hay buenas tierras y buen clima, y un enorme río para la entrada y salida de los productos. Y además posee un importante polo de desarrollo de software. Es lamentable que los mismos rosarinos compliquemos las cosas, como por ejemplo en la licitación del puerto, donde intereses creados se imponen por sobre la voluntad y el beneficio de la población. Hay que recrear la red ferroviaria y no puede ser que la autopista a Córdoba deba esperar tres o cuatro años. El Estado provincial debería acompañar, por ejemplo, reduciendo el costo de la Legislatura, que se lleva 75 millones de pesos al año. En 1984 tenía cien empleados y ahora, más de mil.
Oscar Lamberto (diputado nacional PJ): Es un error suponer que a la región le pueda ir bien aunque al país le vaya mal. Es indispensable que se despierte la confianza de la gente y que haya mayor consumo: la salvación de los sectores más humildes pasa por el aumento de la actividad económica, no por el asistencialismo. La clase media es la dinamizadora de la economía, pero ella se desencantó brutalmente este año con (el presidente, Fernando) De la Rúa; debemos hacer lo posible para que recuperen las ganas. En cuanto a las obras, creo que el puente a Victoria en sí no significa nada, pero si va acompañado de un proceso de mayor producción la cosa cambia. Permitirá la unión de Brasil con Valparaíso, en Chile, y por eso es imprescindible que se mejore la Circunvalación, que se ensanche y se proyecten nuevos anillos, si no va a colapsar: los camiones se van a atascar en Rosario. Hay que pensar seriamente en esto. En lo que hace al aeropuerto, comparado con el de Bariloche, Salta o Córdoba, el de Rosario era el patito feo, no podía seguir así. Las obras son necesarias y urgentes, aunque yo me inclinaba por la privatización, como de hecho decidieron otras provincias.
Ingeniero Néstor Pellegrinet (empresario de la construcción): El 2000 fue un año malo para todos, que hasta afectó fuertemente a Capital Federal. Pero somos optimistas: todo indica que el 2001 será mejor. En el sector de la construcción se espera el inicio de las obras de Alto Palermo en el complejo Scalabrini Ortiz y el desembarco de Jumbo; son auspiciosos la licitación de la cárcel y el programa de obras de la Municipalidad, que me parece muy interesante.
Esteban Borgonovo (interventor del aeropuerto de Fisherton): En el 2000, que resultó malo para todos, el éxito de los rosarinos fue que las obras no se pararon: ni el puente, ni el puerto -que fue relanzado-, ni el aeropuerto, ni la autopista a Córdoba se detuvieron. Recuerdo al ex ministro Nicolás Gallo quejándose porque Rosario se llevaba mucha obra pública, diciendo que era la hipertrofia del presupuesto. Son obras trascendentes, importantes a mediano plazo. El puente tuvo impulso con el gobierno de Carlos Menem, pero luego se instaló en la conciencia de la gente y ya es imposible pararlo. El gobierno provincial, muy ordenado, dedicó 14 millones de pesos al aeropuerto: así se remodeló el hall central, se hicieron las obras de desagüe, energía y gas, se adjudicó el depósito fiscal, se hará el acceso a la autopista Córdoba y el 29 de diciembre se abrirá el sobre número uno para la construcción del edificio de la nueva terminal de pasajeros: 9,8 millones de pesos. Rosario va a andar muy bien.
Gerardo Bongiovanni (director de la Fundación Libertad): El 2001 será un año mejor, en el que habrá más realizaciones por el empuje que otorgan las obras de infraestructura en marcha y porque la nueva fisonomía de la ciudad, de apertura al río, aumenta las oportunidades inmobiliarias. Todo indica que se producirá un quiebre favorable y que si la Argentina crece al 3 por ciento, la economía de la región podrá hacerlo a un 5 ó un 6. Es crucial también el aumento del precio de la soja que se registra; Rosario es el corazón de la producción agroalimentaria. Si se pone el acento en lo negativo, hay tres cuestiones que inciden desfavorablemente: las políticas fiscales erráticas, el Estado ineficiente y la Justicia, poco creíble.


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