Washington. - El sorprendente dictamen del Tribunal Supremo de Florida podría encaminar a EEUU hacia una crisis constitucional, con legislaturas federales y estatales compitiendo de forma no vista desde el movimiento de derechos civiles en los años 60. La estrecha decisión de la Corte de 4 contra 3 votos refleja la división en los órganos políticos de EEUU que ya existió incluso antes de los comicios del pasado 7 de noviembre. Una vez computados los votos, y recontados en Florida, la elección se convirtió en la primera de la historia de EEUU en ser decidida en las cortes.
Desde el punto de vista del candidato Al Gore, el tribunal dictaminó a favor de los principios de los demócratas que siempre dijeron que cada elector no sólo tiene el derecho de votar sino también de que su voto sea contado. En opinión del republicano George W. Bush, el tribunal rechazó el principio de que elecciones libres necesitan reglas y procedimientos que deben ser seguidos sin importar las irregularidades que podrían surgir.
Armageddon político
Desde un punto de vista más amplio, sin embargo, la Corte Suprema de Florida y el legislativo del Estado se encuentran ante un Armageddon político no visto en el país desde que los tribunales dictaron la apertura para todas las razas de colegios, restaurantes y transporte público en los años 50 y 60. La Corte Suprema de EEUU aún podría modificar el dictamen de Florida, y el propio Bush ya anunció que iba a recurrir.
Pero la intervención del Tribunal Supremo de Florida a favor de Gore devuelve posibles escenarios de crisis constitucionales que hasta hace muy poco eran considerados como ficciones de escritores de suspenso. Sólo cuatro horas antes de que el Tribunal Supremo de Florida diera su dictamen, el legislativo de Florida convocó una sesión especial, considerada por los analistas como una póliza de seguro para Bush (ver aparte).
El organismo estatal, controlado por los republicanos, tiene la intención de nombrar para Bush a los 25 electores para el Colegio Electoral, en caso de que los tribunales actúen a favor de Gore. Así podría ocurrir que en caso de que el recuento de los votos dé la victoria a Gore, el legislativo también elija a los electores a favor de Bush, con lo que Florida acabaría enviando dos tipos distintos de electores al Colegio Electoral.
Eso significa a su vez que ninguno de los dos candidatos llegaría a los 270 electores necesarios para llevarse la presidencia del país. La elección estaría entonces en manos del Congreso de EEUU, en el que la Cámara de Representantes designaría al presidente y el Senado, al vicepresidente.
La Cámara baja, que votará con un voto por Estado y no por representantes, elegiría probablemente a Bush, ya que los republicanos controlan más estados que los demócratas. No obstante, el nuevo Senado estará dividido justo por la mitad, con 50 miembros para cada partido y el vicepresidente rompiendo la mayoría. Pero desde el 3 de enero, cuando se reúna el nuevo Congreso, hasta el 20 del mismo mes, cuando se inicie la nueva presidencia, el vicepresidente de EEUU aún seguirá siendo Al Gore. Eso significa que Gore podría dar un voto decisivo para su compañero en las elecciones, el senador Joseph Lieberman, para que sea el vicepresidente de George W. Bush.
Sin embargo, aún faltan bastantes decisiones en Florida antes de que el país se enfrente a dicha situación.