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 domingo, 11 de noviembre de 2007  
Máxima tensión
“La mala relación con Uruguay no es un problema para la sociedad”
El consultor de opinión pública dice que la mayoría está a favor de las protestas de los asambleístas

Mauricio Maronna / La Capital

Carlos Fara, uno de los más importantes consultores de opinión pública de Argentina y titular de Fara & Asociados, considera que la cuestión de las pasteras no influye en el ánimo de la sociedad y que la mayoría está a favor de los cortes de ruta y en contra de la instalación de Botnia. Durante una entrevista con La Capital, el sociólogo hizo, además, un repaso de lo sucedido en los comicios del 28 de octubre, casi como un primer borrador de la historia. Cree que Hermes Binner tiene “destino presidenciable” para el 2011, al igual que Mauricio Macri.

—¿Cómo influye la pésima relación con Uruguay y los dislates por Botnia en el ánimo colectivo?

—La mala relación con Uruguay no es un problema para la sociedad, porque la mayoría está en contra de las pasteras y a favor de los cortes. Lo que puede influir negativamente en la opinión publica es que el gobierno no defienda los intereses ambientales del país.

—¿Cuál es el primer borrador de la historia del 28 de octubre, teniendo en cuenta que hubo cuatro años casi sin oposición y que Cristina logró menos del 50% de los votos?

—Teniendo en cuenta desde dónde partió Kirchner, el 46% es un buen resultado. Acá se debe tener en cuenta que las sociedades actuales están cada vez mas fragmentadas, y por lo tanto se hace cada vez más difícil construir amplias mayorías. Los porcentajes obtenidos por la oposición no me llamaron la atención, porque ya hace dos años veíamos que iba a haber casi un 50% de cada lado. Por lo tanto, alguien iba a llenar electoralmente el espacio opositor el día de la elección. Me parece que salió un escenario más equilibrado en lo electoral, pese a la fragmentación opositora, que en lo político, donde el oficialismo va a tener mayoría en ambas Cámaras. La oposición va a tener voz, pero no voto, y éste será su principal desafío hacia 2009.

—El repaso de los resultados muestra que Cristina ganó con el voto peronista y el de los grandes caudillos del interior profundo. ¿En qué quedó la transversalidad?

—La transversalidad fue poco rentable. Fue más importante políticamente, para contener sectores que adhieren al proyecto, que electoralmente. No siempre lo que uno junta en los papeles después se verifica en la realidad. Esto sin duda va a traer lecturas críticas dentro del justicialismo, por el espacio que les dieron a algunos personajes.

—¿Advierte que el gobierno de Cristina será muy diferente al de Kirchner, o sólo habrá matices diferenciadores?

—Muy diferente no, porque los conceptos centrales se van a mantener: rol del Estado, obras públicas, agenda orientada a la distribución y fuerte crecimiento. Lo que seguramente va a pasar es que, al cambiar los contextos, también cambien algunas estrategias. Son etapas distintas dentro de un mismo proyecto. En la medida en que la sociedad perciba que se van alcanzado ciertos objetivos, la agenda se va renovando. Desde ese punto de vista, se van a ver matices, aunque más no sea por tratarse de dos personalidades distintas.

—¿Por qué las clases medias de las grandes ciudades sufragaron por la oposición a pesar del “boom” de consumo que las beneficia?

—No es ninguna novedad sociológica que los sectores medios más globalizados, sofisticados, informados, son los más reacios al peronismo en general; en menor medida ya le había pasado a Menem en su reelección del 95. Son sectores a los cuales el boom económico no les alcanza, porque muy rápidamente adhieren a una agenda simbólica distinta, de educación, salud, lo institucional, el estilo republicano. No lo vieron en el proyecto K. Siempre fue y será difícil para un justicialista captarlos.

—¿Carrió está en condiciones de cumplir el rol de opositora permanente?

—Es la que mayor vocación tiene, sin duda. Lo que dudo es que ella pueda volver a ser candidata con posibilidades de ganar, porque salvo lo testimonial y la representación simbólica no tiene en la práctica un modelo alternativo para ofrecer. En ese sentido, las declaraciones de Binner de la semana pasada fueron acertadas. Ella está afuera de los cánones habituales, y se considera más allá del bien y del mal. Por lo tanto, al no aceptar muchas de las reglas de juego político de los demás, tampoco le caben los mismos parámetros para medirla. Lo que yo creo es que criticar al gobierno por su falta de carácter republicano y luego irse a Punta del Este le hace ruido a mucha gente: la pelea es cotidiana, no para irse a reflexionar frente al mar.

—¿Le auguran desde Capital Federal destino nacional a la figura de Binner?

—Probablemente todavía no lo vean como un líder con potencialidad. Sin embargo, yo creo que las dos figuras con potencialidad opositora de cara a 2011 son Binner y Macri, ya que podrían reunir dos condiciones que no tenían ni Carrió ni Lavagna: ser ganadores electorales en sus distritos y tener gestión ejecutiva que pueda mostrar un modelo alternativo. Sin eso, es difícil ser presidenciable con posibilidades en la Argentina.
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Carlos Fara analizó los pasados comicios.

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