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domingo,
11 de
noviembre de
2007 |
En foco. El aumento de las retenciones
La decisión de Néstor Kirchner de incrementar las retenciones a las exportaciones a menos de un mes de dejarle el sillón presidencial a Cristina movió el tablero de las poco amigables relaciones que mantuvo el gobierno con el campo y abrió el interrogante sobre cuál será la política para el sector en los próximos cuatro años y qué destino tendrá el excedente de 1.500 millones de dólares que a partir de ahora recaudará el Estado nacional.
Nadie puede negar que los precios internacionales de los commodities le están aportando al agro una rentabilidad pocas veces vista, que en buena parte es producto del alto grado de profesionalización que adquirieron los productores argentinos. Como tampoco, nadie puede quitarle al Estado la potestad de definir políticas públicas en defensa del bienestar general (en este caso la defensa de los precios internos).
Sucede que ninguno de los dos argumentos, esgrimidos por el gobierno para subir los derechos de exportación, son tan lineales. Por un lado _y pese a que en las últimas horas se habló de estudiar algo para remediarlo_ el gobierno le abrió el grifo al poderoso sector agroexportador para que registre ventas al exterior casi ocho veces por encima de lo que había realizado el año pasado a esta fecha. Lo cual habla una vez más de que algunos son más ganadores que otros en este modelo, o porque tienen más información o porque desde los despachos oficiales aún queda resto para negociar con los grupos más poderosos de la economía, aquellos que la gestión K nunca desactivó.
Además, la inflación como argumento para la suba sería por demás legítima si la gran mayoría de los argentinos fueran los receptores de estos beneficioslos y no el Club de París como muchos señalan. Quizás coparticipar el gravamen sería una señal clara de la buena intención de la medida.
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