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 sábado, 13 de octubre de 2007  
Estudian alternativas a la reforma del Código Urbano
Los arquitectos trabajan en un plan distinto al que el Ejecutivo envió al Concejo Municipal

Javier Felcaro / La Capital

Los arquitectos reaccionaron frente al envío del mensaje de la Municipalidad con la reforma del Código Urbano al Concejo para su tratamiento: ahora preparan un proyecto con alternativas a aquellos puntos del plan elaborado por la Intendencia con los que no concuerdan. Un nuevo round de la disputa en torno al reordenamiento de Rosario.

   José Saruá, presidente del Colegio de Arquitectos de Rosario, aclaró a La Capital que el sector no rechaza la reforma que impulsa la administración de Miguel Lifschitz, aunque ratificó que “existen puntos por mejorar” en la iniciativa.

   “Estamos trabajando en una contrapropuesta que contenga ideas que consideramos superadoras (las que no especificó). Contempla incluso lo que dijeron los especialistas convocados en su momento y que la Municipalidad no tuvo en cuenta”, explicó.



Prudencia. Tras advertir que la apuesta de la entidad profesional apunta a “mejorar la calidad de vida” de los ciudadanos y, al mismo tiempo, “continuar construyendo”, Saruá tomó distancia del presunto impacto económico de la reforma (se especuló con una merma del boom de la edificación), hipótesis que pareció supeditar a los empresarios y al sector inmobiliario.

   Mientras la iniciativa de los arquitectos comienza a ser vista por algunos como un código paralelo, el titular del colegio recordó que el martes pasado se reunió con concejales de la oposición —ya alzaron sus críticas— que integran la comisión de Planeamiento, cuerpo que tiene en sus manos el estudio de la reforma.

   No obstante, y como consecuencia de lo voluminoso del proyecto, la discusión recién comenzaría en dos semanas. Por lo pronto, Saruá se entrevistará en los próximos días con los ediles oficialistas de la comisión, en especial con Horacio Ghirardi.

   “Pensamos que el concejal debe estar más al tanto del plan. También que habrá consenso, porque no creemos que el oficialismo termine imponiéndolo”, argumentó.



Ida y vuelta. Es que, al anunciar hace una semana el envío del proyecto al Palacio Vasallo, el socialista había retrucado los reproches de los arquitectos y los empresarios. Y enfatizó que la iniciativa propone “un cambio de las reglas del juego” que, fácticamente, implicará edificar “de una manera distinta y en lugares diferentes” de la ciudad.

   “No estamos por la negativa al código, pero sí planteamos puntos a nivel arquitectónico”, insistió Saruá, quien hizo hincapié: “Somos profesionales, y también vecinos, y no especulamos con la situación de los ciudadanos”.

   Respondió, de este modo, al planteo de un grupo de vecinos afectados por las obras en construcción que salió al cruce de las críticas lanzadas por los profesionales y las empresas vinculadas a la edificación, al tiempo que reclamó llevar una voz cantante acerca de la modificación.

   Días atrás, los arquitectos y los restantes sectores ligados a la controversia habían decidido elevar a Lifschitz una nota con sus cuestionamientos a la reforma, reafirmando su disconformidad con el modo en que se encaró la discusión del plan.
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