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 miércoles, 01 de agosto de 2007  
Gran Bretaña puso fin a 38 años de despliegue militar en el Ulster
En el conflicto entre católicos y protestantes murieron más de 3.500 personas

Belfast/Dublín. — Los gobiernos de Reino Unido y la República de Irlanda y representantes de partidos norirlandeses celebraron ayer el fin de los 38 años que se prolongó la operación del ejército británico en la provincia. Tras décadas de sangrientos enfrentamientos entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte que dejaron más de 3.500 muertos, la retirada de la fuerzas británicas constituyen un nuevo paso hacia la normalización de la región: desde hoy, la seguridad de la capital, Belfast, Londonderry y otras ciudades de la provincia estará a cargo de la policía, tal como ocurre en ciudades como Londres o Liverpool.

“Se trata de una nueva y significativa etapa en el camino hacia la vida totalmente normal y pacífica en Irlanda del Norte”, dijo el ministro de Exteriores irlandés, Dermot Ahern, que agregó que “el cambio de la realidad política y de seguridad en Irlanda del Norte” llevado a cabo durante los dos últimos años fue “incluso más dramático de lo que cabía esperar”.

El funcionario sostuvo que “después de 38 años, los operativos militares terminaron. El número de efectivos se redujo drásticamente, ya no hay torres de vigilancia ni patrullas del ejército, y se cerraron las bases conjuntas de militares y la PSNI (iniciales en inglés del Servicio de Policía de Irlanda del Norte)”.

Miembros del pro británico Partido Democrático Unionista (DUP) recordaron ayer a los soldados caídos. Políticos del católico Sinn Fein, que forma una coalición de gobierno con el DUP, sostuvieron por el contrario que la presencia del ejército era considerada una ocupación por los irlandeses católicos.   

Valoración.
El ministro del Sinn Fein Gerry Kelly dijo que el ejército había colaborado a sostener un gobierno impuesto por presión durante años. Por su parte, el general Nick Parker, jefe del ejército en Irlanda del Norte, valoró: “Lo que creo que hicieron los militares es contribuir significativamente a la seguridad de Irlanda del Norte, lo que permitió a otra gente lograr la diferencia a través de la política, programas sociales y la economía”.

Por los caídos.
En el mismo sentido, el ex arzobispo de la Iglesia irlandesa, Lord Eames, destacó que el sacrificio realizado por los soldados hizo posible el acuerdo político para el Ulster: “La vida continuó de un modo que no hubiese sido posible sin el sacrificio, el coraje y la devoción de aquellos que perdieron la vida”.

A partir de hoy, los 5.000 soldados británicos que permanecen en esta disputada región del Reino Unido estarán dedicados exclusivamente a entrenamientos para operaciones en el extranjero. En 1972, considerado el peor momento del conflicto hubo 27.000 soldados ingleses estacionados en la región.
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