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 domingo, 08 de julio de 2007  
Condenado por matar a la salida de un cumpleaños

“Lo maté loco”. Eso fue lo que le escuchó decir a Ezequiel Insaurralde una chica que presenció el crimen de Rodolfo Adrián Monzón, apuñalado al término de una fiesta de 15 en noviembre de 2005. La pelea que terminó con la vida de Roli se había iniciado en el baño de una vecinal donde se celebró el cumpleaños. Pero al terminar el agasajo, ambos jóvenes se cruzaron en la vereda y volvieron a enfrentarse con un final fatal. Ahora, por ese hecho, un juez condenó a Insaurralde a 10 años de cárcel.

   La pena fue impuesta por el juez de Sentencia Antonio Ramos a Pupi Insaurralde, un joven de 19 años que fue detenido tres días después del homicidio. El magistrado consideró que el “brutal castigo” aplicado a Roli antes de acuchillarlo y el “desprecio” demostrado hacia la víctima justifican esa pena.

   El crimen ocurrió la madrugada del 20 de noviembre de 2005 a la salida de un cumpleaños de 15 que se festejó en la vecinal Unión y Progreso, en Pedro Lino Funes 3355. Hasta allí llegó Roli Monzón, quien entró con el permiso del padre de la quinceañera pese a que no tenía invitación.

   La pelea se originó cuando el chico se acercó a pedir vino a la mesa donde estaban Pupi y otros jóvenes. “Ellos le dijeron que no, lo siguieron hasta el baño y le quisieron pegar”, relató una chica que estaba en esa mesa. Ante los incidentes en el baño, a Monzón le exigieron que se fuera de la fiesta. Pero cuando el baile terminó, se encontró con la cumpleañera en la vereda e intercambiaron insultos. Entonces intervino Insaurralde.

   Los testigos contaron que Insaurralde y otro pibe comenzaron a golpear a Monzón a trompadas, lo arrojaron al suelo y el primero de ellos le asestó una puñalada con un cuchillo que había sacado del salón. Cuando el adolescente cayó indefenso, el otro muchacho le sacó las zapatillas. “Pupi lo agarró de los pelos, sacó algo de la media y le pegó en el pecho”, contó una joven que escuchó cuando Insaurralde decía “Lo maté, loco”.

   Pese a la gravedad de la herida, Monzón se incorporó y caminó media cuadra hasta Pedro Lino Funes y Uruguay. Enterados del suceso, sus familiares lo trasladaron hasta el Heca, donde falleció a la mañana siguiente.

   Tres días después, Insaurralde fue detenido en Villa Banana y confesó ante la policía haber apuñalado a un pibe que no conocía y con un cuchillo que sacó de la fiesta “para defenderse porque había problemas”.

   Luego desconoció esa declaración en Tribunales, y dijo que había confesado bajo apremios policiales. Sin embargo, el juez Ramos no encontró evidencia de una golpiza y advirtió que había brindado esa declaración ante dos testigos civiles. Por esto, y a raíz de los numerosos testimonios que lo señalaban como el homicida, lo condenó a 10 años de prisión en un fallo que aún no está firme.


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