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 jueves, 03 de mayo de 2007  
El gobierno y la Justicia ven con ópticas distintas el incidente del camión

El incidente que terminó con un camión volcado frente a la casa del presidente Néstor Kirchner, en Río Gallegos, derivó ayer en una nueva discusión sobre la forma de definirlo, ya que el gobierno insiste en llamarlo “atentado” pero la Justicia parece encaminada a darle un encuadre diferente.

  El debate semántico, cuyo tercer protagonista es el escepticismo manifestado por la oposición, encierra diferentes evaluaciones sobre el nivel de planificación y premeditación que tuvo la travesía del camión manejado por José Walter Mansilla Alarcón.

  Contra la subestimación de la oposición, el bloque de diputados del Peronismo Federal, que encabeza el kirchnerista José Díaz Bancalari, expresó su “preocupación” por el incidente a través de la presentación de un proyecto de declaración y lo consideró de “suma gravedad política e institucional”.



Cruce en el Congreso. En el Senado, las diferencias dieron lugar a un cruce entre santacruceños. Todo comenzó con una cuestión de privilegio presentada por el radical Alfredo Martínez contra el ministro del Interior, Aníbal Fernández, a quien acusó de haber hecho “un tratamiento perverso” al vincular el episodio con la UCR provincial.

  “Es inaceptable que quien tiene la responsabilidad de llevar adelante la seguridad nacional haga esto, que exacerba los ánimos en mi provincia”, cuestionó.

  Fernández fue el primer funcionario nacional que buscó instalar en los medios la idea de que el incidente había sido un atentado contra la casa del presidente y subrayar vinculaciones de Mansilla con la actividad política opositora.

  El senador kirchnerista Nicolás Fernández enfrentó la presentación de Martínez y dijo que el chofer “participó en cuanto acto se efectuó en contra del gobierno en los últimos sesenta días, inclusive con un uniforme del municipio de Río Gallegos, que está en manos del radicalismo”.

  El fiscal a cargo de la investigación, Andrés Vivanco, afirmó ayer que el episodio “no fue un atentado organizado”, aunque aclaró que tampoco se trató de “un accidente”. “Aparentemente fue un intento frustrado de dañar la casa del presidente”, dijo el funcionario judicial.



Lo tiene claro. Por el contrario, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ratificó que fue un “atentado”, y consideró que “eso está clarísimo”.

  “Después —añadió Fernández— se puede entrar a discutir si la persona (Mansilla Alarcón) está en su sano juicio”.

  Los primeros peritajes judiciales consideraron que Mansilla sufre un cuadro de “psicosis paranoide”. Sin embargo, la Justicia ordenó una nueva pericia, que quedará a cargo de un grupo de expertos de la Policía Federal que viajará a Santa Cruz.
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