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 jueves, 03 de mayo de 2007  
Viajeros del Tiempo ©
Rosario 1905/1910

Por Guillermo Zinni / Fuente: La Capital

Totoras: un extraño caso patológico. En Totoras, un pueblo por lo regular tranquilo, se ha producido un raro hecho de sangre. Hace una semana se presentó en el despacho de bebidas de don Francisco Manzano un individuo llamado Santiago Lugones, correntino y llegado hacía poco de Las Rosas. Allí se encontraba sola con sus hijos la esposa de Manzano, pues su marido estaba ocupado en la trilla cerca de la colonia Germania. Lugones pidió de comer y al enterarse por los pequeños hijos de Manzano que su papá estaba trabajando en otra chacra, su mente comenzó a elaborar un plan siniestro, alimentado también por el hecho de que el despacho de bebidas se encontraba en un paraje apartado y solitario. A eso de las ocho de la noche Lugones permanecía aún en el salón y cuando la mujer le pidió que se retirara se le echó encima con un cuchillo. La señora, sacando fuerzas de flaqueza, salió a la calle dando gritos de socorro, y el único vecino próximo al despacho, Juan Ron, al escucharlos, enfrentó a Lugones con una barra de hierro con la que le partió la cabeza. El correntino envainó entonces el cuchillo y se retiró como si nada, pero tres días después apareció de nuevo en el pueblo con una gran herida en la cabeza, putrefacta y llena de gusanos, y fue a pedir agua a la casa del señor Jorge Perazzo. Este último, horripilado ante el aspecto que ofrecía la cabeza del hombre, averiguó cómo había ocurrido el hecho y avisó a la policía, la que detuvo a Ron e hizo examinar a Lugones por el doctor Mosquera, quien informó que el herido no viviría porque tenía el cráneo fracturado y lesionada la masa encefálica. En efecto, el correntino falleció al día siguiente en medio de crueles sufrimientos, extrañándose todos los que lo vieron de que no hubiera muerto antes, dada la gravedad de la lesión. Este es un extraño caso patológico donde en un ser humano se ha manifestado la más grande dosis de energía vital.

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