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 jueves, 01 de marzo de 2007  
Viajeros del tiempo
Rosario 1905/1910

Guillermo Zinni / La Capital

Miasmas pestilentes. Aunque parezca una cargosidad, insistimos en que es preciso obligar a los propietarios de conventillos a que los higienicen en el menor plazo posible. Los dueños adquieren de las casas de inquilinato muy altos alquileres, pero no atienden a la obligación de higienizar esas viviendas donde se aglomeran individuos completamente despreocupados en materia de limpieza personal. En la manzana comprendida entre las calles 3 de Febrero, 1° de Mayo, 25 de Diciembre y 9 de Julio se desprenden miasmas pestilentes que tienen horrizado a ese vecindario. Hay allí inodoros colmados que deben ser desagotados y se deben construir cloacas bajo penas severas.

Primero el gobernador y después los intereses públicos. Bajo el título "Cosas de la época", un colega santafecino sostiene que el gobernador Freyre, práctico como siempre, emplea la fuerza oficial para que mate la langosta de sus predios, pero que no se le ocurrió nunca utilizarla para que la mate en los ajenos, que son en definitiva de los que pagan los sueldos a esos soldados: "Todos los días por la mañana, bien temprano, un pelotón de soldados de la guardia de cárceles se dirige hacia un determinado punto, y luego, a la hora en que el sol se acuesta, como diría un decadente, el pelotón regresa al cuartel. ¿Dónde fueron esos soldados? ¿Qué trascendente misión los movió? Fueron a la quinta del gobernador de la provincia a impedir que esa mansión señorial sea devastada por el acridio. Esos soldados, pagados con los dineros del pueblo, no fueron a salvar las quintas de los pobres, del vecindario todo, sino que ahora se usan para cuidar las propiedades del potentado, esto es, del que puede pagar de su bolsillo ese servicio y para una mansión que sólo tiene de recreo".

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