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 jueves, 01 de marzo de 2007  
Las provocaciones de un muy correcto caballero inglés
“Borat”, del premiado actor Sacha Baron Cohen, se estrena hoy en Rosario. El personaje es un periodista de Kazajistán que graba un documental en Estados Unidos

Borat Sagdiyev, un periodista de la televisión de Kazajistán, es enviado a Estados Unidos para grabar un reporte “del más grande país en el mundo”. Con un equipo técnico detrás Borat se termina interesando más en encontrar a la actriz Pamela Anderson y casarse con ella que en cumplir su misión, lo cual no le impide dejar registro de una diversidad de personajes. Con su película y su personaje, una persona misógina, sin modales, homofóbica, racista y entusiasta de George W. Bush y de la guerra en Irak, el humorista británico Sacha Baron Cohen generó un pequeño incidente diplomático con la república de Kazajistán y varias denuncias de ciudadanos estadounidenses.

  Sin embargo nada impidió que “Borat” ganara siete de los nueve premios a los que aspiró a partir de su estreno. Los galardones fueron adjudicados a Baron Cohen, intérprete y guionista del filme. Aunque no consiguió el Oscar, el actor se quedó con los premios de las asociaciones de críticos de Los Angeles, San Francisco, Toronto y Chicago y un Globo de Oro, en todos los casos en el apartado mejor actor.

  Claro que no todo es casual. Un personaje capaz de generar una repercusión semejante tuvo previamente un período de gestación en las incursiones de Cohen en la televisión con su show “Da Ali G Show” (2000) que tiene una corte de fans desde hace siete años y en la cual Ali G viaja a través de Gran Bretaña entrevistando a estrellas y políticos, vestido como un rapero anglo- jamaiquino.

  La película lideró la taquilla en Estados Unidos. También rompió la marca histórica que tuvo “Fahrenheit 9/11”, de 2004, con una recaudación récord en su semana de estreno. Y todo con una coproducción entre Estados Unidos e Inglaterra de veinte millones de dólares, una cifra menor para los presupuestos de Hollywood.

  Baron Cohen no dejó de acumular problemas, no sólo después de su estreno, sino durante la filmación también y que según el sitio web Imdb acumuló 91 llamados de atención de la policía, además de ciudadanos particular y hasta representantes del gobierno de Kazajistán que debieron salir a aclarar que la imagen que da el humorista de los kazajos es incorrecta y que calificaron como una “muestra de mal gusto que es incompatible con el ética y el comportamiento civilizado de la gente de Kazajistán”.

  El filme, cuyo título original es “Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan” (Borat: enseñanzas culturales de Estados unidos parra beneficiar a la nación de Kazajistán), llegó hasta la Casa Blanca. Borat se presentó en la verja de entrada e interrogado por personal de seguridad, el periodista explicó que quería entrar para entrevistar “a Bush, a O. J. Simpson, a Mel Gibson y a otros dignatarios estadounidenses”.

  El gobierno kazajo debió emplear dos agencias de relaciones públicas para contradecir el efecto de “Borat”, e inclusive publicó un anuncio a cuatro páginas en el New York Times para refutar la imagen adversa además de invitar al actor a conocer el país.

  Sacha Baron Cohen es, antes que un cómico transgresor, un correcto caballero inglés, egresado de la Universidad de Cambridge, experto en historia del judaísmo y autor de una tesis doctoral sobre los movimientos de defensa de derechos civiles que es de lectura recomendada para los estudiantes de esa universidad británica.

  Baron Cohen tiene una peculiaridad y es la de transformarse según la ocasión. Por ejemplo, nunca ofrece entrevistas si no interpreta alguno de sus personajes y es un hecho que es muy raro entrevistar al verdadero actor. Su compromiso con sus criaturas es tan profunda que, por ejemplo, se convierte en Borat, se deja crecer el bigote y el pelo y no lava su ropa “para oler a extranjero”, según dijo una vez. Toda una declaración de principios.


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Borat, un personaje casi carente de ética y moral.

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