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| viernes,
09 de
febrero de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
-Yo creo, mi querido Inocencio, que al fin y al cabo y tal como están las cosas en nuestra sociedad, mejor dicho, tal como los dirigentes quieren que las cosas estén, no estaría nada mal proponer como candidatos a Mister Flint y Félix Plus.
-¿Son algunos caballeros especializados en cuestiones de Estado?
-Mire, la verdad es que son dos "pingos" de pura sangre que dicen que andan muy bien en su profesión, que es obtener destreza y velocidad en las pistas. Y llevan la garantía que significa el cuidado de don Oscar Baratucci.
-¡Ah! ¡Si es así! Seguro les falta hablar, como Mister Ed.
-No sé si hablan, pero entender entienden, de eso no tenga dudas y hacen caso. Bueno mi amigo, entre algunos dirigentes y Mister Flint y Félix Plus, elijo para candidatos a los nobles caballitos. De una cosa estoy seguro: daño no nos van a hacer. ¡Y ya es mucho, Inocencio, ya es mucho!
-Peguemos una rápida mirada sobre algunas cuestiones cotidianas de la República Argentina, Candi.
-Insisto, no está en mi ánimo en ser pesimista, no deseo ver todo negro. Entiendo, comprendo y me alegro de que haya personas e instituciones que trabajan a favor del bien común, pero no es posible dejar pasar algunas cuestiones que perjudican a todos los ciudadanos y abundan. ¿Usted lee las cartas de los lectores del diario La Capital?
-Por supuesto.
-Ese es un indicador de una y mil cosas aberrantes que debe tolerar la gente. Días pasados, por ejemplo, leía la carta de un señor al que le robaron el automóvil. No sólo que el pobre hombre fue despojado de un bien, sino que en ese, como en tantos casos similares, fue sometido a una violencia moral, a un estrés y una angustia indudable. El señor contaba que encima de tener que realizar todos los trámites burocráticos del caso, que no son pocos y odiosos, tuvo que pagar un impuesto para poder realizar la baja del automóvil. ¿A usted le parece?
-Una barbaridad. Cuando en realidad en casos por el estilo, tratándose la persona de una víctima, no se debería cobrar absolutamente nada, se tendría que agilizar el trámite y asesorar al ciudadano.
-Veamos otro ejemplo. Este es el país de las colas. Usted tiene que hacer cola no sólo para cobrar, sino también para pagar y encima a veces lo tratan como si usted, un contribuyente que con su impuesto paga los sueldos de los agentes estatales, fuese una verdadera molestia. Y este es el país de la recaudación estatal, porque todo se hace en función de eso. Lo demás es cuento chino, verso para la gilada. ¿Orden? ¿Eficiencia? ¿Agilidad? ¿Rapidez? ¿Qué son esas cosas?
-¿Y entonces?
-Mister Flint y Félix Plus candidatos y ganan de orejita parada.
Candi II
-Yo creo, mi querido Inocencio, que al fin y al cabo y tal como están las cosas en nuestra sociedad, mejor dicho, tal como los dirigentes quieren que las cosas estén, no estaría nada mal proponer como candidatos a Mister Flint y Félix Plus.
-¿Son algunos caballeros especializados en cuestiones de Estado?
-Mire, la verdad es que son dos "pingos" de pura sangre que dicen que andan muy bien en su profesión, que es obtener destreza y velocidad en las pistas. Y llevan la garantía que significa el cuidado de don Oscar Baratucci.
-¡Ah! ¡Si es así! Seguro les falta hablar, como Mister Ed.
-No sé si hablan, pero entender entienden, de eso no tenga dudas y hacen caso. Bueno mi amigo, entre algunos dirigentes y Mister Flint y Félix Plus, elijo para candidatos a los nobles caballitos. De una cosa estoy seguro: daño no nos van a hacer. ¡Y ya es mucho, Inocencio, ya es mucho!
-Peguemos una rápida mirada sobre algunas cuestiones cotidianas de la República Argentina, Candi.
-Insisto, no está en mi ánimo en ser pesimista, no deseo ver todo negro. Entiendo, comprendo y me alegro de que haya personas e instituciones que trabajan a favor del bien común, pero no es posible dejar pasar algunas cuestiones que perjudican a todos los ciudadanos y abundan. ¿Usted lee las cartas de los lectores del diario La Capital?
-Por supuesto.
-Ese es un indicador de una y mil cosas aberrantes que debe tolerar la gente. Días pasados, por ejemplo, leía la carta de un señor al que le robaron el automóvil. No sólo que el pobre hombre fue despojado de un bien, sino que en ese, como en tantos casos similares, fue sometido a una violencia moral, a un estrés y una angustia indudable. El señor contaba que encima de tener que realizar todos los trámites burocráticos del caso, que no son pocos y odiosos, tuvo que pagar un impuesto para poder realizar la baja del automóvil. ¿A usted le parece?
-Una barbaridad. Cuando en realidad en casos por el estilo, tratándose la persona de una víctima, no se debería cobrar absolutamente nada, se tendría que agilizar el trámite y asesorar al ciudadano.
-Veamos otro ejemplo. Este es el país de las colas. Usted tiene que hacer cola no sólo para cobrar, sino también para pagar y encima a veces lo tratan como si usted, un contribuyente que con su impuesto paga los sueldos de los agentes estatales, fuese una verdadera molestia. Y este es el país de la recaudación estatal, porque todo se hace en función de eso. Lo demás es cuento chino, verso para la gilada. ¿Orden? ¿Eficiencia? ¿Agilidad? ¿Rapidez? ¿Qué son esas cosas?
-¿Y entonces?
-Mister Flint y Félix Plus candidatos y ganan de orejita parada.
Candi II |
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| ¿Haría bien Newell's en contratar otra vez al Burrito Ortega?
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La Ciudad
