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 domingo, 19 de noviembre de 2006  
Panorama político
Lo que dejó la tormenta

Mauricio Maronna / La Capital

"El jefe está pensando cómo sigue la película", dice un funcionario sin cartera del gobierno nacional.

El mar calmo por el que se trasladaba la nave insignia de Néstor Kirchner fue súbitamente alterado por un frente de tormenta que, como toda situación no resuelta, armó su venganza desde la lejana Misiones. Sin embargo, las heridas provocadas por la piña de Piña no fueron advertidas en su integridad por quienes, lejos de ser tiburones de la política dispuestos a no dejar pasar la oportunidad, son peces de colores que solamente provocan mínimas oleadas en peceras espejadas en las que se reflejan para vitaminizar sus egos.

El jefe del Estado (como cada vez que un intruso desafía con éxito el paraíso de kirchnerlandia) acusó el golpe durante la semana posterior a la catástrofe misionera.

Se refugió en Santa Cruz, insultó a los encuestadores (esos lectores de manos más ineficientes que las gitanas que, al menos, captan a vuelo de pájaro los traumas, las pesadumbres y los deseos de quienes se resignan a sus pronósticos) y escuchó cómo la senadora Cristina Fernández de Kirchner (inteligente, sagaz y práctica) atrapó la realidad mejor que algunos analistas tan esclerosados intelectualmente como la "vieja política" denostada desde sus altares, con más años de vigencia que los mandatos de Manolo Quindimil al frente de la Municipalidad de Lanús.

Al santacruceño le costó mucho menos tiempo imponer en la Nación el estilo de gobierno que marcó a fuego en Santa Cruz. Contó a su favor con las características del (des) gobierno que lo precedió, encarnado en la figura del atribulado Fernando de la Rúa y en la agencia de colocaciones regentada por Carlos Chacho Alvarez, quien hábilmente construyó en el Frepaso un sello que parece un pasaporte al "progresismo", caracterización tan pletórica de eufemismos como receptora de beneficios que alguna vez deberán ser refutados.

Pero la dinámica de las acciones, la visión cosmopolita de los centros urbanos y el relativismo moral de las clases medias (justo es decirlo, aunque suene políticamente incorrecto) hacen que, como cantaba Moris, de un día para otro lo blanco deje de ser blanco.

La cerrazón informativa de los grandes medios nacionales para mostrar los desvaríos de los impresentables con carné (llámense Carlos Rovira, Luis D'Elía o Eduardo Fellner) permitió que Kirchner apretara el acelerador cuando lo aconsejable era mantener la velocidad.

"En Misiones, Kirchner aprendió", dijo en una lúcida lectura de los hechos el ex canciller Rafael Bielsa que, debe señalarse, ha logrado levantar el vuelo intelectual del debate político en Santa Fe. Más allá de cuáles sean los resultados finales de su precandidatura a gobernador.

Si la consideración del diputado nacional se compadece con la actualidad, algunos apresurados lectores del aquí y ahora podrán ver cumplido lo que tantas veces dieron por hecho pero jamás tuvo comprobación empírica: "Kirchner ha cambiado".

Pero esta vez tampoco hay que descartar que lo observado como una bisagra sea, apenas, un repliegue táctico. La pelota pasó, por unas semanas, al campo de la oposición.

Con un gabinete mudo y con el presidente recluido en El Calafate decidiendo el devenir, la hoguera de las vanidades en la que se pasean Roberto Lavagna, Mauricio Macri y Elisa Carrió (sumada al internismo eternamente suicida del radicalismo) fue funcional a la contraofensiva kirchnerista. O, si se prefiere, a la recuperación de la agenda y la ocupación del centro de la escena.

El pase a retiro del caricaturesco Luis D'Elía, el envío al infierno de los deseos de eternidad de ese personaje de lealtades continuas que es Felipe Solá, la poda al número de integrantes de la Corte y la pulseada perdida con los petroleros sureños (que consiguieron borrar el aporte por impuestos a las ganancias) le dieron el aire que todo fajador necesita cuando lo ponen contra las cuerdas al final de un round.

Cierta oposición mediática cayó ayer en la repugnante tentación que había ensayado el diario oficialista Página/12 al violar la ley de inteligencia, divulgando la ficha y el legajo de Juan José Alvarez, que debía haber estado encriptado en el Servicio de Inteligencia (SI). La tapa de la revista Noticias blanqueando un presunto tratamiento psiquiátrico al que estaría siendo sometida la primera dama primero causa sorpresa, después alimenta el morbo y, finalmente, asquea.

Ese rasero corto del impacto a cualquier precio destruye las cátedras de moralidad política que se intenta ejemplificar desde las mismas páginas. Es tan indignante que un ejército de buchones oficiales se meta debajo de las sábanas de periodistas, políticos o empresarios para conocer sus preferencias sexuales como que se intente vender como prueba de incompetencia para ejercer un alto cargo un tratamiento de diván.

La política argentina sigue apestando desde sus puntas y sus medios. Cristina Kirchner es la dirigente política que goza de mayor credibilidad e imagen positiva entre los ciudadanos más allá de lo que digan los encuestadores que, en una operación financiada por los interesados en que su marido continúe en el cargo para mantener sus gruesas cuentas bancarias, se han encargado de difundir sondeos en los que la senadora no ganaría en primera vuelta.

"Nada es casual, mi amigo. Si Cristina no asegura el triunfo en primera vuelta el candidato tendrá que ser Néstor. Es verdad que el Flaco entrará en la historia si renuncia a un segundo mandato, pero no es menos cierto que lo hará en tanto y en cuento pueda volver en el 2011", confía a La Capital una calificadísima fuente que conoce al dedillo los ejercicios de ajedrez político del presidente.

El numen liberal que mantiene la baraja de Lavagna como as de espadas para cambiar "este modelo económico basado únicamente en el tipo de cambio alto y en las tasas de crecimiento oriental" no se detiene a escuchar al ex ministro de Economía que (créase o no) critica al gobierno por "no dejar subir más y más la cotización del dólar".

Aunque la mayoría de la sociedad se esté dando una ducha de populismo nacionalista tribunera (la venta de Sancor al grupo Soros es un eslabón más en la intensa extranjerización que sucede alrededor de las empresas estratégicas del modelo productivo argentino), el 3 a 1 podrá ser analizado en tiempo futuro como una nueva ficción que, ahora sí, en el presente, logra que los sueldos de la clase media vayan por una escalera y los precios por el ascensor. No se reflejan en los índices inflacionarios porque la tablatura incluye otros productos, pero en el largo plazo tendrá sus consecuencias. Claro que en un país de conductores intrépidos (suicidas, diría Sabina) "en el largo plazo estaremos todos muertos".

Mientras la oposición empieza a pelear para dilucidar si Macri será candidato a jefe de Gobierno porteño, a presidente o a gobernador bonaerense; o si Lavagna finalmente dará el "sí" para competir con el "pingüino o la pingüina", la Cámara de Diputados aprobó (como se anticipó hace varias semanas en esta columna) la derogación de las internas abiertas a nivel nacional.

"Esto tiene una única lectura, no se deje operar. En Santa Fe, si en marzo hay un precandidato justicialista que se despega de los otros dos, Kirchner meterá el dedazo. Esto no es la provincia de Buenos Aires, no tenemos margen de error. Por suerte los radicales y los socialistas nos dan una gran mano al hacer una guerra con eso de si será varón, mujer y de la ciudad de Santa Fe", amplía el informante.

Frente a esto, no queda otra que rastrear fuentes en la vereda del Frente Progresista. Y aquí nace una novedad: Carlos Fascendini estaría decidido a impulsar el desafuero pedido por un juez a su par de bancada Felipe Michlig, algo a lo que (miserias de la política, al fin) se niega el justicialismo. "El Grupo Mimí (por Michlig-Millet) se lo quiere llevar puesto al Facha. Ya no será candidato a gobernador pero Hermes (Binner) le tiene aprecio y quiere respaldarlo", revela un ex funcionario municipal.

La próxima movida vendría por el lado de la UCR, donde Luis Changui Cáceres y otros referentes históricos dieron el ultimátum: o se cambia la mesa de negociación (esto es, desplazar al ex rector de la UNR y al titular de la UCR provincial) o se anuncia la decisión de ir a internas. En la primera de las opciones está trabajando el intendente de Firmat, Carlos Torres.

Esto es lo que se teje por estas horas en interminables conciliábulos a los que no aplacó ni el pedrisco que cayó del cielo.
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