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 viernes, 20 de octubre de 2006  
Un debate pendiente en la Argentina

"En la Argentina, la eutanasia y el suicidio asistido deberían regularse para evitar los abusos que la ilegalidad implica", sostiene el filósofo Eduardo Rivera López, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella, de Buenos Aires.

En nuestro país, ni la eutanasia voluntaria ni el suicidio asistido están autorizados por alguna norma. En el primer caso, un médico u otra persona produce la muerte del paciente que la consintió. En el suicidio asistido, es el paciente quien produce su fallecimiento con la asistencia de otra persona. Ninguno es aceptado por la Iglesia Católica porque los considera un crimen.

El filósofo Rivera López -doctor en ciencias políticas de la Universidad de Mainz, Alemania- sostiene que la existencia de una legislación específica sería mucho mejor que dejar que esas prácticas sigan realizándose ilegalmente. Porque la falta de normas permite abusos: "Fundamentalmente, que se aplique la eutanasia a pacientes que no dieron su consentimiento".

Se han presentado en el Congreso argentino algunos proyectos de ley relacionados con el derecho de muerte digna, pero ninguno prosperó. Según el experto, "eran muy restrictivos y no avanzaban demasiado más allá de lo que ya la propia ley de ejercicio de la medicina dice".

En Holanda y en Bélgica está permitida la eutanasia activa y voluntaria. En el estado de Oregón, Estados Unidos, admiten el suicidio asistido.

Se podría objetar que una persona pentapléjica podría tomar la decisión de suicidarse con ayuda al estar en un estado de desesperación. Pero Rivera López opina: "Una regulación legal podría hacer mucho para garantizar que la decisión no sea tomada con desesperación. El paciente tiene derecho a interrumpir su tratamiento o incluso a terminar con su vida, pero la ley deberá garantizar que tome la decisión lo más autónomamente posible".
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