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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
La vida sigue, pero Nueva York nunca será la misma

Myriam Alavrez

Nueva York. - Las luces de Times Square brillan más que nunca, el tráfico permanece caótico y Wall Street sigue siendo el corazón del mundo económico. Sin embargo, cada 11-S, los neoyorquinos recuerdan los atentados y se preguntan si su ciudad volverá a ser la misma. Un inmenso vacío quedó en la Zona Cero, donde se levantaban las imponentes Torres Gemelas. Pese al inicio de los trabajos para reconstruir el área, cinco años después de la tragedia este proceso permanece lento y tedioso. Habrá que esperar hasta 2012 para que el contorno de Manhattan vuelva a estar completa con la nueva Freedom Tower (Torre de la Libertad).

Grandes corporaciones con oficinas en la zona sur de Manhattan se trasladaron a otros sectores de la ciudad después de los atentados en 2001 y por el momento no planean regresar. Para los miles de turistas que visitan la Zona Cero a diario, los eventos del 11-S son parte de uno de los tantos atractivos turísticos de la metrópoli. Pero para los residentes del área, que a diario se enfrentan al cráter vacío, este lugar representa uno de los momentos más oscuros de la historia estadounidense.

Durante los últimos cinco años, los neoyorquinos se acostumbraron a vivir con alertas de seguridad, policías y personal militar en las estaciones de trenes y carteles que llaman a la población a denunciar cualquier conducta o situación sospechosa.

Nueva York es famosa por su ritmo vertiginoso y por sus extremos. Esto no ha cambiado, pero cada vez que las noticias informan sobre un atentado terrorista en otra ciudad, como Londres y Madrid, más de uno se detiene a pensar si se repetirá la tragedia de 2001.

Las secuelas psicológicas aún persisten en la población, con numerosos casos de depresión, ataques de ansiedad y pánico relacionados a los atentados.


Un antes y un después
Judy Kuriansky, una renombrada psicóloga que trabajó en el centro de asistencia para familias después del 11-S y asistió al personal de rescate de la Zona Cero, afirmó que al igual que una boda o la muerte de un ser querido, los atentados marcaron un antes y un después en las vidas de muchas personas. Cada aniversario abre viejas heridas y resucita miedos y ansiedades. Sin embargo, la psicóloga -que también asistió a las víctimas del tsunami en Sri Lanka- cree que esta puede ser una nueva oportunidad para sanar.

Jane Timpone, que vivía junto a su marido y sus dos hijos pequeños en las cercanías del World Trade Center, continúa teniendo pesadillas sobre aquel día, en el que escapó de la lluvia de escombros y terminó con sus hijos pequeños en un ferry a Staten Island. Gracias a la caridad de un extraño, permaneció en su hogar durante dos días hasta que los túneles y puentes fueron reabiertos y pudo reunirse con su marido. "No es fácil recuperarse de una experiencia así", dijo la mujer. En la actualidad, Jane y su familia viven en los suburbios de Nueva Jersey y pocas veces regresan al sur de Manhattan.

El quinto aniversario de los atentados contra el WTC no contará con la procesión de familiares hasta las huellas de las Torres Gemelas, ocupadas en la actualidad por grúas y cimientos, una señal más de que la vida continúa. Sin embargo, la fecha traerá a la memoria la fragilidad de aquel día y el temor de que se repita. (DPA)
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