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 jueves, 24 de agosto de 2006  
Una ventaja por "zurda" como anzuelo

"Yo represento a damnificados por Ricardo Esteban Ascierto, pero no quieren hacer pública su historia", se disculpó el abogado, y explicó: "Dicen que salir por los medios no les devolverá lo que perdieron sino que los va a dejar en ridículo. Porque esta sociedad, además, muchas veces termina avalando a los más pícaros y riéndose de las víctimas".

Es así como el miedo -a las reacciones ajenas- y la vergüenza -de las propias acciones- terminan resultando funcionales a la impunidad con la que suelen moverse timadores y estafadores. Claro que también la ley parece ofrecer variadas grietas para que el accionar de estos personajes no se contradiga explícitamente con lo legal. Porque, ¿cómo se comprueba que alguien firmó bajo engaño documentos tan importantes como la venta de una propiedad?

"Muchas veces Ascierto juega con la picardía de los chacareros y les ofrece una ventajita que siempre los seduce. De alguna manera ellos entran por izquierda, porque además están desesperados. Pero por más que estén ahorcados económicamente, no dejan de convertirse en cómplices de alguna manganeta. Así es más difícil detectar el engaño y también se complica a la hora de denunciarlo", consideró un allegado a más de un caso que involucra al falso contador público.

"A mí me habían dicho que no me tenía que relacionar con él, pero no creí", coincidieron chacareros y abogados que contactó este diario al indagar sobre las andanzas del consultor. Es en esta situación tan difusa que la víctima suele asumir una parte de la culpa y cuanto más grande sea esa proporción, con más ventajas correrá la impunidad. Se sabe que hay damnificados que no sólo rehusaron ser identificados en los medios sino que ni siquiera lo han demandado ante la Justicia. Algunos por miedo o vergüenza, también por la imposibilidad y otros aspectos que ya exceden lo personal y tienen que ver más con el sistema jurídico imperante.

Semanas atrás la ministra de la Corte Suprema de la Nación Carmen Argibay admitió en una entrevista a un matutino porteño que "en cierto sentido la Justicia penal es para ladrones de gallinas" y que "los delitos de cuello blanco han aumentado notoriamente". La magistrada sostuvo que "rara vez se llega a condena en los delitos económicos" porque "son complicados y requieren muchos peritajes", y prescriben rápido porque "tienen penas bajas".

Cosas que pasan en un país donde a muchos les molesta más pagar los impuestos que poner para una coima.
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