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 domingo, 18 de junio de 2006  
Huían tras robar un departamento y se quedaron atrapados en el ascensor
Los maleantes tuvieron que llamar la atención de los vecinos con gritos y golpes para ser rescatados. Pero cuando los liberaron, la policía ya los esperaba en el palier. Habían vaciado una vivienda del sexto piso

Ariel Etcheverry / La Capital

La probable sobrecarga del ascensor que los llevaba hacia la planta baja del coqueto edificio de Catamarca 1124, con el botín de electrodomésticos sustraídos de un departamento, les jugó una mala pasada a dos ladrones. Una falla mecánica en el elevador los dejó atascados en un entrepiso y no tuvieron otra opción que golpear la puerta y gritar para pedir ayuda. Ese inesperado desperfecto fue suficiente como para que los vecinos del lugar descubrieran que quienes clamaban por auxilio y sacudían nerviosamente la puerta de aluminio del aparato, no eran otros que dos hampones que terminaron capturados por la policía ni bien se solucionó el desperfecto técnico que los depositó en el palier.

Todo sucedió alrededor de las 15 de ayer cuando los gritos y los golpes que provenían de uno de los ascensores quebraron la tranquila siesta de sábado en el edificio situado a media cuadra del Club Universitario. "Abrime, abrime", fue el atronador mensaje que sacó del letargo propio de la hora a varios vecinos. "Al principio pensábamos que sería algún vecino del edificio que se había quedado atrapado. Escuché las voces y los golpes claramente, estaban como locos", señaló una mujer de unos 60 años que vive en el complejo cuando los ladrones ya estaban a buen resguardo, esposados, en el interior de un patrullero del Comando Radioeléctrico.

Según contaron los atribulados ocupantes de la torre, los ladrones lograron ingresar al sacar por completo una de las hojas de blindex de la puerta principal del edificio. Lo más notable fue que trabajaron un largo rato en el asunto sin que nadie se percatara de eso. "Una mujer de la cuadra los vio cuando estaban en plena rotura, lo que pasó fue que se hicieron pasar por vidrieros. Hacían de cuenta como que estaban trabajando y por eso no llamaron la atención", agregó la misma vecina.

Para llevar adelante su tarea, los ladrones tuvieron en cuenta dos datos importantes: la vigilancia privada del edificio se había retirado varias horas antes (sólo está de noche y madrugada) y la calle estaba desolada en una tarde fría y gris.

Así y todo, la presencia de los tipos no pasó inadvertida. Los empleados de una obra en construcción vieron ir y venir varias veces a los ladrones, sólo que jamás pensaron que pudiera tratarse de verdaderos especialistas en atracos a departamentos. En ese marco, los cacos se movieron a sus anchas como para extraer el vidrio, que tiene más de dos metros de alto por 30 ó 40 centímetros de ancho.

Por ese abertura ingresaron al edificio y fueron hasta uno de los departamentos del 6º piso, cuyos ocupantes no estaban en ese momento. Para acceder a la vivienda, los maleantes fueron menos sutiles: directamente forzaron la cerradura. Una vez adentro, según contó a La Capital la propietaria del departamento, "revolvieron todo de punta a punta". A la hora de emprender la retirada, los delincuentes cargaron en el ascensor un televisor, una videograbadora y un equipo de audio, entre otros objetos y electrodomésticos.

Pero mientras la cabina descendía hacia la planta baja, se produjo un desperfecto técnico. El aparato, por razones que aún se desconocen, pero que podrían estar relacionadas con el exceso de peso que llevaría, se clavó entre los pisos 2º y 1º. Entonces comenzaron los gritos de desesperación más que por pánico al encierro por el destino que les esperaba. "Cuando salimos a ver qué sucedía alguien se dio cuenta de que la puerta del departamento del 6º estaba rota y que habían entrado a robar. Otro vecino comprobó después que alguien había desmontado un pedazo de la puerta de blindex del ingreso. Entonces llamamos a la policía", contó uno de los sorprendidos habitantes del edificio.

La dueña del departamento asaltado, que prefirió no dar su nombre, pero dijo ser abogada, destacó la rapidez con que arribaron los móviles del Comando Radioeléctrico, la Patrulla Urbana y la seccional 3ª. Cuando llegaron los uniformados, los ladrones seguían atrapados en el habitáculo del ascensor. En pocos minutos el desperfecto se solucionó y la cabina siguió el breve viaje hasta la planta baja. Cuando la doble puerta de aluminio se abrió, los maleantes salieron caminando "lo más frescos" por el reducido hall, según contó una mujer, pasaron entre medio de algunos vecinos y encararon hacia la puerta como si nada ocurriera.

Los testigos de ese momento recordaron ante La Capital las breves palabras que pronunciaron los cacos como un último recurso de distracción. "Buenas tardes, ahí vienen los oficiales", dijeron, pero no llegaron a poner un pie en el umbral cuando ya tenían a varios uniformados encima. Los detenidos fueron conducidos a la seccional 3ª. La abogada víctima del atraco prefirió no hacer comentarios y se mostró feliz de haber recuperado sus aparatos.
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Los ladrones pasaron del habitáculo del ascensor al del patrullero en pocos pasos.


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