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 miércoles, 10 de mayo de 2006  
Un compromiso con la salud
La Escuela de Enfermería de Rosario desarrolla una tarea de voluntariado en el barrio Toba de la Travesía

Clarisa Ercolano / La Capital

La Escuela de Enfermería de Rosario celebra este viernes el Día de la Enfermera. Más allá de la fecha recordatoria, un grupo de 30 voluntarios de la Escuela de Enfermería festeja la continuidad y los primeros frutos que está arrojando su labor en el denominado barrio toba de la Travesía. Hace cuatro meses, Cruz Roja Argentina realizó el lanzamiento del su plan estratégico destinado a las poblaciones más vulnerables. En Rosario, la posta fue tomada por Isabel Battistoni, docente de la Escuela de Enfermería y coordinadora del proyecto local. Contra todos los pronósticos, la comunidad aborigen les brindó una respuesta que ellos consideran sorprendente.

  Nutrición, desastres naturales, sida y enfermedades prevalentes de la infancia son las cuatro aristas que el organismo internacional de salud recomienda para focalizar las prácticas de prevención y de trabajo. En febrero comenzó la primera incursión al barrio, con la realización de rondas comunitarias y sanitarias. Las mismas incluían visitas casa por casa para determinar, entre otros parámetros, grado de vacunación y factores de riesgo de enfermedades más comunes que incluyen tuberculosis, diabetes, hipertensión y Chagas. “Otro problema que se nos presentó fue el de adolescentes embarazadas y que además no se realizaban los controles necesarios”, indica Battistoni, antes de aclarar que siempre se prioriza el abordaje integral del grupo familiar y el fomento de acciones dedicadas a la promoción de la salud y a la prevención.

  Un dato a tener en cuenta es que los voluntarios estudian pormenorizadamente la situación ambiental y habitacional de cada grupo familiar. “Un problema de difícil resolución es el de la basura; las calles están cerradas y otros vecinos casi que las usan de basurero”, explica Battistoni.

  Algunos estudios ya arrojaron datos certeros; se comprobó que, si bien todos los chicos tienen completo el carné de vacunación, los varones adultos no recibieron la antitetánica, problema que no tienen las mujeres, que obtienen la dosis cuando están embarazadas.

  La comunidad aborigen permitió el ingreso al barrio de los voluntarios, pero para Battistoni la respuesta tiene su origen en el manejo de los voluntarios, respetuoso de los tiempos y de las costumbres de los aborígenes. Para facilitar las cosas, ya se están entrenando promotores de salud que son a la vez miembros de la comunidad, para que interactúen entre el centro de salud y los vecinos.

  “Es preciso encontrar puntos en común entre su medicina y la nuestra”, reconoce la titular del programa y señala que “muchos no sabían ni siquiera lo que era un termómetro y por eso la tarea debió desarrollarse con paciencia y respeto. La idea es que, en un tiempo, los líderes barriales sepan llevar adelante tareas de emergencia para cuando no están abiertos los centros de salud.

  Cien familias ya fueron visitadas por los voluntarios. Luego del primer contacto, realizado por las enfermeras, vienen las derivaciones a médicos de distintas especialidades. Además, también se trabaja en talleres de primeros auxilios, salud bucal y sida en las escuelas Juan Diego y Taigoye. “En la educación radica el gran cambio”, dice Battistoni.

  Hastiados de promesas que raramente se cumplen, la primera pregunta de los habitantes de la Travesía es “hasta cuándo van a seguir visitándonos los voluntarios”. “Formamos a los alumnos en un concepto solidario y comprometido”, aclara Battistoni y agrega que la idea para cerrar el año es contar con unidades geográficas divididas y con promotores barriales trabajando plenamente.

  La malnutrición es un tema aparte y por eso un grupo de nutricionistas enseña a aprovechar al máximo los recursos mínimos en disponibilidad. “Reciben las cajas, pero nunca alcanza”, refiere Battistoni.

  Para concluir, la encargada del proyecto remarca que los aborígenes “tienen ganas, pero son años de marginación y desilusión sumado a que la droga y el VIH comenzaron a irrumpir con crueldad en sus comunidades”.
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Pese a las múltiples carencias, el grupo de enfermeras y médicos logra resultados.

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