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 miércoles, 10 de mayo de 2006  
Izquierda versus izquierda

Andrés Oppenheimer / El Nuevo Herald (Miami)

Contrariamente a la creencia generalizada de que hay un tsunami izquierdista en Latinoamérica que se está levantando en bloque contra Washington y el libre mercado, lo que estamos viendo en la región es un enfrentamiento muy diferente: la izquierda contra la izquierda.

Fíjense en los titulares: La semana pasada el presidente socialista boliviano Evo Morales nacionalizó la industria de gas natural, ocupando con tropas 56 instalaciones de compañías extranjeras. La medida fue aplaudida en Bolivia, pero antagonizó a tres gobiernos de centroizquierda que juegan un rol determinante para el futuro de Bolivia: Brasil, Argentina y España. Ocurre que la compañía petrolera estatal de Brasil, Petrobas, que ha invertido 1.500 millones de dólares en Bolivia y que es la principal inversionista extranjera en ese país y la hispano-argentina Repsol-YPF son las mayores perjudicadas por la medida de Morales. Brasil depende del gas boliviano para el 60 por ciento de sus importaciones de gas, lo que ha creado una ola de críticas internas contra el gobierno brasileño, por supuestamente no haber reaccionado más enérgicamente contra la medida boliviana. El tema podría afectar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales de octubre.

Días antes, el presidente socialista de Venezuela, Hugo Chávez, llamó al candidato centroizquierdista peruano Alan García, un sinvergüenza, un ladrón corrupto y un bandido, y amenazó con retirar a su embajador en Perú si García gana la segunda vuelta electoral del 4 de junio contra el ex militar izquierdista-nacionalista Ollanta Humala, que ha sido apoyado públicamente por Chávez. García, quien había criticado a Chávez antes por arremeter contra el derecho de Perú de firmar un acuerdo de libre comercio con Washington, respondió que Chávez es un entrometido que habla bajo los efectos del alcohol, y calificó a Humala de pupilo de Chávez. Humala, a su vez, empezó a tratar de tomar distancia de Chávez, quien de todos modos terminó retirando a su embajador de Perú.

Mientras tanto, el gobierno de centroizquierda de Argentina, que había festejado la victoria electoral del izquierdista Tabaré Vasquez en Uruguay en el 2004, presentó el jueves pasado una demanda contra de Uruguay en la Corte Internacional de Justicia en La Haya, por una disputa en torno a la construcción de dos fábricas papeleras en el lado uruguayo de la frontera. Argentina dice que las fábricas de papel, una inversión de 1.800 millones de dólares que es la mayor en la historia del Uruguay, son contaminantes. Uruguay lo niega, citando reportes del Banco Mundial según los cuales el proyecto es ecológicamente sano y señalando que los cortes de puentes por parte de manifestantes argentinos ya le han costado a Uruguay unos 400 millones de dólares.

Mientras el presidente argentino lideraba el viernes pasado una protesta del lado argentino de la frontera, el presidente uruguayo les decía a los reporteros en Washington que el mercado común sudamericano (Mercosur) en su estado actual ya no sirve a los intereses de su país, y que Uruguay explorará la posibilidad de negociar un acuerdo comercial con Washington para ampliar su acceso al mercado de Estados Unidos.

Y es probable que estas disputas sean sólo el principio. La nueva ley boliviana de permitir mayores cultivos de coca tarde o temprano resultará en mayores envíos de cocaína a Brasil, que ya es el segundo mayor consumidor de esta sustancia del mundo, lo que pondrá aún más a prueba las relaciones entre ambos países. Y no sería de extrañar que las crecientes compras de armas del gobierno socialista de Chile generen fuertes reacciones de quien sea el ganador de las próximas elecciones en Perú.

Mi conclusión: La próxima vez que escuchen a alguien hablar de "la ola izquierdista" en América latina, tómenlo con pinzas. Lo que hay en la región es una colección de países muy distintos, que defienden cada uno sus intereses nacionales, como siempre lo ha sido, y como siempre lo será.

Post data: Lo más irónico de las diatribas de Chávez contra Perú, Colombia y otros países por haber firmado tratados de libre comercio con "el imperio" es que la propia Venezuela está aumentando su comercio con los Estados Unidos a cifras sin precedentes. Según los últimos datos del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, las exportaciones de Venezuela a este país se dispararon de 15.200 millones de dólares en el 2001 a 34.000 millones en el 2005. Y no se trata sólo de petróleo: las exportaciones venezolanas de hierro, acero y vehículos al mercado norteamericano se han disparado en los últimos cuatro años. Asimismo, las importaciones venezolanas de los Estados Unidos crecieron de 5.600 millones de dólares a 6.400 millones en el mismo período, encabezadas por compras de maquinaria, vehículos, lentes y cereales. Lo que significa que mientras el presidente narcisista-leninista de Venezuela pregona el anti-imperialismo a los demás, está aumentando como nunca su propio comercio con "el imperio".
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