El sexteto Los Wawancó contó su historia en El Círculo

Un reencuentro con la nostalgia marcado por el ritmo tropical

El tradicional grupo de cumbia ofreció un extenso y emotivo recital celebrando sus 50 años con la música bailable

U.G. Mauro / La Capital

Tal vez, el ámbito más adecuado para su presentación hubiera sido un sitio desprovisto de butacas, una pista de baile, y lo cierto es que en el recital de Los Wawancó en El Círculo recién sobre la mitad del show la gente comenzó a dejarse llevar no sólo por la nostalgia sino también por el ritmo, bailando, coreando y haciendo palmas.

El sexteto liderado por el fundador del grupo, Mario Castellón, y del que participa también como integrante histórico el percusionista Carlos Rabagliatti, contó con el cantante Juan Funes, una buena voz cuyo timbre se aproxima bastante al recordado primer vocalista del conjunto, Hernán Rojas.

Justamente, Hernán Rojas y el propio Castellón fueron las caras omnipresentes del extenso video con la historia del grupo que abrió la presentación. Con un grado de carisma y una energía física inusual en un artista de 72 años, Mario Castellón y su grupo ofreció un generoso continuado de temas, en su mayoría recientemente editados en el álbum "50 años de fiesta".

Los Wawancó es quizás el único grupo de cumbia respetuoso de las esencias folclóricas de este género afrocolombiano y costero al que sumó mayor romanticismo en las letras y un sello estilístico inconfundible.

Resultaba difícil para el público que el sábado asistió a El Círculo sustraerse de la nostalgia. Mientras los asistentes tímidamente hacían palmas, casi sin solución de continuidad, el grupo abrió su show con "Fiesta Negra" y con lo que Castellón considera como el himno del conjunto, el tema "El pescador" , aunque por supuesto no faltaron a lo largo de la noche "clásicos" como "Con un clavelito", "La casita blanca", "La cosecha de mujeres" o "La burrita".

La propuesta fue tan generosa como para ofrecer cumbias pero también vallenatos y merengues colombianos, ritmo este último que remite llamativamente a las variantes más festivas -y comerciales- del chamamé actual.

Correctos músicos sesionistas que además aportan a los coros, acompañan a Mario Castellón, erigido por sus mismos compañeros en prócer viviente sobre el escenario.

Sin olvidar siquiera el período musicalmente menos feliz de Los Wawancó, cuando se dedicaron a la música cuartetera junto al cuarteto, el recital culminó con numerosas parejas bailando en los pasillos el anónimo tradicional "Santa Marta" , "Te lo tengo que decir" y la ovacionada de pie "Atrévete a mirarme de frente".

Mario Castellón se mostró como un artista generoso y vital.