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 miércoles, 19 de abril de 2006  
El sueño del pibe
Eduardo Scwank es una promesa que espera consolidarse

Pablo F. Mihal / La Capital

Recuperado de una lesión en la espalda y de duros momentos que le tocó vivir a nivel familiar, con una nueva propuesta en su tenis, la que aún busca consolidar, Eduardo Schwank se prepara para dar el salto. Poco a poco el tenista de Roldán vuelve a ponerse a punto y a exhibir la misma mentalidad ganadora y ese talento innato que lo llevó a ser el número dos del mundo en la categoría juniors.

La complejidad del desafío parece grande pero no tanto como los sueños de este roldanense que nació el 23 de abril de 1986 y que tiene muchos argumentos para llegar bien arriba.

Para él, el objetivo está por encima del sacrificio y ese es el primer paso de un largo camino que deberá recorrer.

El lugar elegido para la charla con él fue el gimnasio Methas, donde diariamente realiza el entrenamiento físico. Allí, y antes de que parta rumbo a la canchas del Jockey Club donde completa los entrenamientos con tenis, el ganador del último Future disputado en Bahía Blanca habló de sus inicios, de su presente y de sus sueños.

"De chico mis viejos me llevaron a tenis, y me hice fanático. Me pasaba horas y horas adentro de la cancha, no quería salir", recordó Eduardo para explicar sus inicios. Tanto lo apasionaba que muchas veces Marta, su mamá, o Eduardo (su papá, ya fallecido) tuvieron que hacer acto de presencia para marcar el final del game y recuperarlo para tenerlo en la mesa de la cena junto a sus hermanos Leonardo, Gerardo y Edgardo. "Me tenían que ir a buscar, si no no me iba", reconoció Eduardo con cierta picardía.

Así comenzó a transitar por las distintas categorías del deporte blanco y desde pre infantiles e infantiles fue dejando su impronta hasta que llegó un momento en que debió decidir si apostar todo al tenis o empezar a hacer otra cosa. La pasión le ganó la pulseada a la razón y optó por la raqueta.

-¿Quién fue el que te formó?

-Hasta hace dos años entrené en Roldán, en la academia de Cristian Amsler. El es un buen entrenador y le debo mucho, me enseñó desde cosas de la vida hasta del tenis que me sirvieron mucho. Después pasé por otros entrenadores y ahora estoy con Javier Nalbandian.

-¿Cómo se compone el resto de tu equipo?

-Edgardo Reitman es el preparador físico; Lucila Pivetta, la nutricionista; Sergio Gorodischer, el médico; Luis Craft, el kinesiólogo; Fernando Masuelli, el psicólogo; Fernando Vettori es el manager y Jorge Trevisán el director del proyecto. Es un excelente equipo. Cada uno es muy capo en lo suyo.

-Hace dos años fuiste número dos del mundo en juniors. ¿Qué creés que te falta para pegar el salto?

-Hoy por hoy me falta regularidad, ya que hubo muchas cosas que me frenaron. En un año y medio me pasó de todo. Falleció mi viejo y tuve una lesión en la espalda, una pequeña hernia de disco, que me llevó siete meses para recuperarme. Cuando me repuse volví a entrenar y recién ahora estamos con una seguidilla de torneos que me dan cierta continuidad. Por suerte tengo el respaldo de un equipo muy bueno.

-De ahora en más, ¿qué?

-La idea es empezar jugando torneos Future porque queremos mejorar el nivel. En esta etapa, ganar o perder no es lo principal. Sabemos que si subimos el nivel, los resultados van a venir solos. Después si todo va bien, en tres o cuatro meses queremos empezar a jugar challengers y pegar el salto. Mi sueño es llegar lo más alto posible, estar entre los diez mejores tenistas del mundo. Haciendo las cosas bien, sé que se puede lograr.

-¿Te seduce alguna cancha en particular?

-Como todo argentino, las canchas de polvo de ladrillo me gustan, pero tengo que admitir que también me siento bien jugando en cemento.

-¿Qué opinión tenés del momento por el que atraviesa el tenis argentino?

-Explicarlo es fácil y difícil a la vez. Creo que se están haciendo las cosas bien, si no, no habría tantos jugadores argentinos peleándola entre los 100 primeros del ránking del mundo. Yo creo que es una época de furor del tenis en Argentina.

-Tenés la misma edad que Rafael Nadal.

-Con Nadal no tuve la posibilidad de jugar torneos, pero sí de entrenar con él. Me acuerdo de la Copa Davis juniors, con 16 años, y desde esa época ya era bueno, no perdía un partido. Con el que más roce tuve fue con el francés Gael Monfils. Fue número uno en juniors y ahora está 30 del mundo. En esa época, entrenando, estábamos bastante parejos. Me encantaría volver a jugar con él.
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