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 miércoles, 19 de abril de 2006  
La reina Isabel II cumple 80 años y Carlos se empacienta por el trono

Londres. - Su madre cumple 80 años, y él mismo, con 57, avanza lentamente hacia la edad de la jubilación. Sin embargo, el príncipe Carlos aún debe esperar: Isabel II preferiría pintar el Palacio de Buckingham de rojo antes que abdicar. Servirá a su pueblo hasta el último aliento. Así lo piden las reglas de la monarquía británica. Claro que madre e hijo ya llegaron a un acuerdo hace tiempo: Su majestad sigue reinando, mientras el heredero va asumiendo progresivamente más compromisos.

"A los 80, la reina empezará a cuidarse", dijo un conocedor de la corte. "A su edad, no tiene por qué acreditar personalmente a todos los embajadores". Pero quedan una serie de obligaciones que sólo puede cumplir Isabel II, como la apertura de las sesiones del Parlamento, el pasar revista al desfile anual Trooping the colour y lógicamente la reunión semanal con el premier.

Pero muchos de los viajes al exterior, que para el esposo de la soberana, el príncipe Felipe, de casi 85 años, se están haciendo cada vez más duros, los realizará Carlos en el futuro. Carlos y su esposa Camilla ya comenzaron con esa práctica. EEUU, Egipto e India fueron algunas de sus primeras visitas. Le seguirán muchas otras. A ello se suman los compromisos dentro del reino. Según el conservador The Daily Telegraph, la reina y su esposo siguen así un modelo elaborado ya el año pasado por un grupo de asesores para "un desarrollo natural manejado con mucho cuidado". La idea es acercar a Carlos al pueblo más y más.

La importancia del príncipe para la sucesión al trono no sólo se subraya por el hecho de que asumirá el papel de anfitrión oficial de los festejos por el 80º cumpleaños de Isabel II el 21 de abril en el castillo de Windsor. Además, Carlos dirigirá un discurso al pueblo difundido por radio y televisión. Para honrar a la reina, se entiende, pero al mismo tiempo para reforzar su derecho al trono.

Encuestas realizadas en vísperas del cumpleaños real parecen poner en duda este derecho. Un 40% de los entrevistados se pronunció a favor de que Carlos se retire con Camilla, y de que su hijo mayor, el príncipe Guillermo, asuma el trono.

En el caso de que Guillermo se case con su novia, la popular Kate Middleton -una boda que algunos profetas reales ya predicen en la prensa sensacionalista-, esta idea podría cobrar impulso. También porque todavía hay muchos británicos que sienten cierto rechazo hacia Camilla, a la que la princesa Diana describió alguna vez como "perra Rottweiler".


Mal presagio
Hay dos cosas consideradas seguras: Con Carlos, la monarquía se transformará e incluso él mismo modificará su nombre. Como rey, podría manifestarse más que su madre en cuestiones sociales y querer tener mayor influencia en la política. Eso quedó claro con la publicación de los apuntes de su diario. Además, se supo que en sus ocasionales escritos a miembros del gobierno no duda en expresar su opinión sin tapujos Según el Times, en un círculo íntimo dejó en claro que no quiere subir al trono como Carlos III. El nombre no es un buen presagio, porque un Carlos fue decapitado y otro fue desplazado al exilio. Carlos prefiere llamarse Jorge, aseguró el genealogista Patrick Cracroft-Brennan, inspirado en Jorge VI, "un soberano extraordinario y muy popular". (DPA)
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La soberana no piensa abdicar.


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